Kaliman, el hombre increible
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*[[Wanda Li]] (Edna Pavón)
 
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*[[Inspector de Policía de Bangkok]]
 
*[[Toshiro]]
 
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*[[Inspector de Policía de Hong-Kong]]
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*Narrador (Isidro Olace)
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Enrique Neri, Leonel Vial, Alberto Rangel
   
 
==LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA==
 
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*Ketapang, Borneo, Indonesia
 
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==ARGUMENTO==
 
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Kalimán regresa a Bangkok y decide buscar a Wanda Li en el club nocturno que ella le mencionara antes, sospechando que ella puede estar aliada con los malhechores. La encuentra fácilmente, y aunque ella intenta escabullirse, Kalimán logra seguirla hasta su casa, donde la interroga y logra averiguar el nombre de quien los persigue, el Fantasma. Sin embargo Wanda no dice toda la verdad, y minimiza su relación con el Fantasma. En realidad, lo ha estado informando constantemente de lo que sucede.
 
Kalimán regresa a Bangkok y decide buscar a Wanda Li en el club nocturno que ella le mencionara antes, sospechando que ella puede estar aliada con los malhechores. La encuentra fácilmente, y aunque ella intenta escabullirse, Kalimán logra seguirla hasta su casa, donde la interroga y logra averiguar el nombre de quien los persigue, el Fantasma. Sin embargo Wanda no dice toda la verdad, y minimiza su relación con el Fantasma. En realidad, lo ha estado informando constantemente de lo que sucede.
   
Cuando Kalimán regresa a su hotel, descubre que el taxista que los llevó al templo abandonado la noche anterior los ha denunciado ante la policía, y un [[Inspector de Policía Tailandés|inspector]] lo espera lo espera en su habitación habiendo ya arrestado a Solín y a Kuiché bajo sospecha de haber asesinado al chino Chang-Li. Kalimán y sus amigos pasan una noche en prisión, pero al otro día descubren que Wanda ha pagado sus fianzas, así que son puestos en libertad. A la salida de la inspección de policía, un auto intenta arrollar a Wanda, y luego de que es rescatada por Kalimán ella ostensiblemente decide confesar todo lo que sabe para ponerse bajo su protección. Sin embargo, la mujer miente, y siguiendo órdenes del Fantasma le dice a Kalimán que el criminal la ha citado esa noche en el Palacio Imperial de Bangkok. Kalimán le pide a Wanda que se presente a la cita y le asegura que la protegerá, ignorando que la mujer piensa traicionarlo.
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Cuando Kalimán regresa a su hotel, descubre que el taxista que los llevó al templo abandonado la noche anterior los ha denunciado ante la policía, y un [[Inspector de Policía de Bangkok|inspector]] lo espera lo espera en su habitación habiendo ya arrestado a Solín y a Kuiché bajo sospecha de haber asesinado al chino Chang-Li. Kalimán y sus amigos pasan una noche en prisión, pero al otro día descubren que Wanda ha pagado sus fianzas, así que son puestos en libertad. A la salida de la inspección de policía, un auto intenta arrollar a Wanda, y luego de que es rescatada por Kalimán ella ostensiblemente decide confesar todo lo que sabe para ponerse bajo su protección. Sin embargo, la mujer miente, y siguiendo órdenes del Fantasma le dice a Kalimán que el criminal la ha citado esa noche en el Palacio Imperial de Bangkok. Kalimán le pide a Wanda que se presente a la cita y le asegura que la protegerá, ignorando que la mujer piensa traicionarlo.
   
 
Frustrado por no poder obtener pruebas de la culpabilidad de Kalimán, el inspector de policía se pone en contacto con un colega japonés, un policía llamado [[Toshiro]] que también es un renombrado campeón karateka. Toshiro escucha los argumentos del inspector, pero aunque se pone a sus órdenes insiste en que solo capturará a Kalimán si se reúnen suficientes pruebas en su contra.
 
Frustrado por no poder obtener pruebas de la culpabilidad de Kalimán, el inspector de policía se pone en contacto con un colega japonés, un policía llamado [[Toshiro]] que también es un renombrado campeón karateka. Toshiro escucha los argumentos del inspector, pero aunque se pone a sus órdenes insiste en que solo capturará a Kalimán si se reúnen suficientes pruebas en su contra.
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Esa noche, Kalimán deja a Solín y a Kuiché en la habitación de su hotel, se disfraza de taxista y lleva a Wanda al palacio, y mientras ella entra por una puerta misteriosamente abierta, él salta por encima de los muros. Wanda, siguiendo órdenes de Wang-Po, quien también está allí, conduce a Kalimán al templo mayor del palacio, donde se guarda un buda de jade, una valiosa reliquia tailandesa. En el templo, Wang-Po ataca a Kalimán a traición e intenta estrangularlo, pero la llegada de la policía impide sus planes. Acompañado de Wanda, Wang-Po roba el buda de jade y escapa, y Kalimán cae en poder de la policía, quien lo acusa de ser cómplice del robo.
 
Esa noche, Kalimán deja a Solín y a Kuiché en la habitación de su hotel, se disfraza de taxista y lleva a Wanda al palacio, y mientras ella entra por una puerta misteriosamente abierta, él salta por encima de los muros. Wanda, siguiendo órdenes de Wang-Po, quien también está allí, conduce a Kalimán al templo mayor del palacio, donde se guarda un buda de jade, una valiosa reliquia tailandesa. En el templo, Wang-Po ataca a Kalimán a traición e intenta estrangularlo, pero la llegada de la policía impide sus planes. Acompañado de Wanda, Wang-Po roba el buda de jade y escapa, y Kalimán cae en poder de la policía, quien lo acusa de ser cómplice del robo.
   
Kalimán es encarcelado, pero cuando el inspector de policía y el señor Toshiro van a entrevistarse con él descubren que los barrotes de su celda han sido doblados, asumen que el prisionero escapó y se lanzan tras él. En realidad Kalimán continúa escondido en su celda, la que abandona tranquilamente por la puerta cuando el inspector se aleja. El inspector se dirige inmediatamente hacia el hotel donde están hospedados Solín y Kuiché, y pone a los dos bajo estrecha vigilancia. Kalimán mientras tanto se disfraza y regresa al Palacio Imperial, donde descubre al mozo encargado de abrir y cerrar las puertas de la muralla principal. Acusándolo de haber dejado abiertas las puertas del Palacio la noche anterior para dejar pasar a Wanda, Kalimán logra que el mozo confiese haber estado involucrado en el robo de la noche pasada y lo obliga a que le revele quién le dio órdenes para actuar. El mozo le muestra un papel escrito en caracteres chinos con las órdenes, y le dice que seguramente el Fantasma estará escondido en el barrio chino de Bangkok.
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Kalimán es encarcelado, pero cuando el inspector de policía y el señor Toshiro van a entrevistarse con él descubren que los barrotes de su celda han sido doblados, asumen que el prisionero escapó y se lanzan tras él. En realidad Kalimán continúa escondido en su celda, la que abandona tranquilamente por la puerta cuando el inspector se aleja. El inspector se dirige inmediatamente hacia el hotel donde están hospedados Solín y Kuiché, y pone a los dos bajo estrecha vigilancia. Kalimán mientras tanto se disfraza y regresa al Palacio Imperial, donde descubre al mozo encargado de abrir y cerrar las puertas de la muralla principal. Acusándolo de haber dejado abiertas las puertas del Palacio la noche anterior para dejar pasar a Wanda, Kalimán logra que el mozo confiese haber estado involucrado en el robo de la noche pasada y lo obliga a que le revele quién le dio órdenes para actuar. El mozo le muestra un papel escrito en caracteres chinos con las órdenes, y le dice que seguramente el Fantasma estará escondido en el barrio chino de Bangkok. El Fantasma, sin embargo, ha estado vigilando al mozo y se entera de la conversación, así que envía a un supuesto asesino a que ataque a Kalimán en el barrio chino. En realidad la misión del hombre es otra: revelarle aparentemente por accidente a Kalimán que podrá encontrar al Fantasma en una casa marcada por un farol rojo. Cumplida su misión, el atacante muere en brazos de Kalimán, víctima de un veneno de acción retardada que el Fantasma le diera horas antes.
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Kalimán eventualmente encuentra la mansión marcada con un farol rojo y dentro de ella, un salón donde los ídolos robados tanto de Bali como del Palacio Imperial de Bangkok están a la vista. Extrañado por la falta de vigilancia, Kalimán entra en el salón e intenta recuperar los ídolos, pero en ese momento escucha la voz del Fantasma que le informa que ha caído en una trampa preparada por él por varios meses con el único propósito de asesinarlo. El Fantasma inicialmente se divierte haciendo que francotiradores disparen y hieran levemente a Kalimán, por ejemplo en las orejas y en los hombros, pero eventualmente le ordena al asesino Wang-Po que acabe con su enemigo. Sobreviene una feroz batalla entre Kalimán y Wang-Po que para sorpresa del Fantasma Kalimán termina ganando quebrándole ambos brazos a su enemigo. Luego, Kalimán localiza el lugar de donde sale la voz del Fantasma y se lanza hacia el cortinaje rojo de uno de los lados del salón, tirándolo abajo. Mientras los francotiradores le disparan, logrando herirlo dos veces, Kalimán solo descubre una gigantesca estatua de Buda tras el cortinaje, misma que echa a tierra descubriendo cables eléctricos detrás. Mientras tanto el cortinaje rojo, habiendo caído cerca de una tea, empieza a arder, y pronto el fuego se extiende por toda la mansión. El humo ayuda a que Kalimán, ahora muy mal herido por el impacto de las balas, logre esconderse de sus agresores. El Fantasma no tiene más remedio que salir de su escondite, y sin poder encontrar a Kalimán recoge los ídolos y el cuerpo inconsciente de Wang-Po, y acompañado de sus francotiradores escapa hacia el exterior minutos antes de que la mansión se desplome presa de las llamas.
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Kalimán también logra escapar de la mansión a través de una ventana, pero pierde el sentido en los jardines, donde es encontrado por la policía cuando ésta viene a investigar el incendio. Sus heridas son muy graves, así que es llevado a un hospital donde es operado de emergencia. Toshiro, siguiendo órdenes del inspector de policía, va al hotel donde se hospedan Solín y Kuiché y los informa de lo sucedido, y durante la operación de Kalimán, Solín informa al inspector de la verdadera naturaleza de su misión en Tailandia: la búsqueda de los ídolos robados en Bali. Kalimán se recupera de la operación asombrosamente rápido, y decide efectuar un experimento de desdoblamiento corporal para localizar al Fantasma y a Wang-Po, quienes se encuentran en los muelles de la ciudad planeando escapar hacia Hong-Kong a bordo de un hidroavión. Kalimán decide no esperar para escapar e intentar capturar a su enemigo, y le ordena a Solín activar la alarma de incendios del hospital; durante la confusión que sobreviene él, Solín y Kuiché logran escapar de la policía sin ser detenidos. El señor Toshiro vigila a Kalimán en todo momento, y aunque se da cuenta de su escape no hace nada para detenerlo. Kalimán y sus amigos se dirigen inmediatamente a los muelles, pero llegan demasiado tarde y solo alcanzan a ver el hidroavión que lleva al Fantasma y a Wang-Po elevarse con destino a Hong-Kong.
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El señor Toshiro escoge ese momento para presentarse ante Kalimán, y para sorpresa de Solín y Kuiché los invita a todos a hospedarse en su casa esa noche. Kalimán acepta la invitación, y si bien Toshiro le comunica al inspector de policía su acción, le prohibe tajantemente que vaya a su casa a recapturar a Kalimán. Durante esa noche Toshiro y Kalimán tienen oportunidad de conocerse mejor, y cuando Kalimán revela que planea dirigirse a Hong-Kong, Toshiro convence al inspector de que su mejor plan de acción es ayudarlo a ir ahí, para por fin darse cuenta de si Kalimán es un delincuente o no. Al otro día Kalimán por razón de sus heridas lamenta no poder llevar a cabo un enfrentamiento de karate con Toshiro, y luego de posponer el encuentro se dirige al aeropuerto donde el inspector de policía les entrega a él, a Solín y a Kuiché boletos de avión para viajar a Hong-Kong.
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El Fantasma mientras tanto se ha enterado de la llegada inminente de Kalimán a Hong-Kong, y elabora un complicado plan no para matarlo sino para desesperarlo y 'obligarlo a cometer errores'. Un agente suyo se hace pasar por agente de aduanas, y simulando un problema con sus documentos separa a Kalimán de sus amigos, y en un cuarto separado lo ataca a traición con un golpe que lo hace perder el sentido. Toshiro mientras tanto viaja en un avión militar de Bangkok a Hong-Kong, y cuando llega descubre sorprendido a Solín y a Kuiché esperando en el aeropuerto sin tener noticias de Kalimán. Toshiro descubre el secuestro de Kalimán, y lleva a Solín y a Kuiché primero a la inspección de policía para que describan al falso agente de aduanas, y luego a un hotel. Kalimán mientras tanto es llevado a los muelles y es tirado al mar atado de pies y manos y envuelto en un costal, pero en el agua recupera el conocimiento, escapa de la trampa y nada de vuelta a los muelles. Por un periódico se entera de que Solín y Kuiché están bajo la protección de la policía, pero cuando llama a la jefatura a preguntar por ellos, la policía se rehusa a darle más información. Cuando Toshiro se entera de la llamada de Kalimán se enfada grandemente, porque cree que Kalimán se 'autosecuestró" para eludir la vigilancia policial.
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El Fantasma decide secuestrar a Solín y a Kuiché, y le ordena a un agente suyo hacerse pasar por mozo del hotel para hacerse con ellos y llevarlos hasta su guarida, una lujosa mansión en las afueras de la ciudad. Kalimán mientras tanto descubre que Wanda Li, la bailarina tailandesa que conociera en Bangkok, trabaja ahora en un cabaret de Hong-Kong, aún bajo órdenes del Fantasma. Logra hacerse con ella, y le ordena comunicarse por teléfono con su jefe y pedirle una entrevista en persona. El Fantasma accede y le ordena a dos agentes suyos recogerla en los muelles de la ciudad, pero cuando llegan ahí son sorprendidos por Kalimán, quien deja a uno de ellos sin sentido y le ordena al otro llevarlos a él y a Wanda a la mansión del Fantasma. Poco antes de llegar allí, Kalimán hipnotiza al agente y le hace olvidar todo lo que ha visto, y llega a la mansión de su enemigo escondido en la cajuela del auto.
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Wanda es conducida a presencia del Fantasma y de Wang-Po, y les dice que Kalimán dejó una nota en su camerino amenazándolos a todos ellos de entregarlos a la policía; ha decidido entrevistarse con ellos para pedirles protección. Notándola muy nerviosa ni el Fantasma ni Wang-Po le creen, así que deciden comprobar su historia con uno de los espías del Fantasma en el cabaret donde ella trabaja, un hombre llamado [[Lian-Fu]]; mientras tanto Wanda deberá quedarse como 'huésped' en la mansión. Kalimán mientras tanto descubre que se ha quedado encerrado en la cajuela del auto, pero logra salir con la ayuda del guardia al que había hipnotizado. Solín, encerrado con Kuiché en otra parte de la mansión, decide ponerse en contacto telepático con él para averiguar su paradero, pero en ese momento Kalimán descubre que Wanda está siendo llevada de vuelta a la presencia del Fantasma y temiendo por la vida de la muchacha decide ignorar el llamado de Solín y seguirla a ella; mientras Wanda entra al salón de audiencias del Fantasma, Kalimán se queda afuera vigilando.
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Lian-Fu descubre la mentira de Wanda y revela que la vio hablando con Kalimán. El Fantasma decide entonces castigar a la muchacha y la hace llevar a través de un túnel secreto a los sótanos de la mansión, donde la hace colgar de anillos en el techo y la hace azotar. Kalimán escucha los gritos de la muchacha desde el exterior de la sala de audiencias del Fantasma y no tiene más remedio que irrumpir en ella, y aunque inicialmente no encuentra ni a la muchacha ni al Fantasma, eventualmente descubre el túnel secreto y logra llegar hasta el sitio donde Wanda está siendo torturada. El Fantasma vigila todo lo que ocurre desde detrás de un muro falso en la habitación, y a través de un micrófono le revela a Kalimán que ha caído en una trampa. Kalimán sin embargo descubre el muro falso, y en un movimiento rápido lo rompe y se abalanza sobre el Fantasma, haciéndolo su prisionero. Sin embargo antes de que pueda quitarle a su enemigo una máscara de seda que cubre su rostro, Wang-Po irrumpe en la habitación llevando con él a Solín y a Kuiché. Amenazándolos de muerte logra que Kalimán suelte al Fantasma, y el Fantasma se venga dándole a Kalimán un fuerte golpe en la nuca que lo deja sin sentido. Wang-Po hace lo mismo con Solín, y aunque insiste en matar a Kalimán ahí mismo, el Fantasma se niega diciendo que quiere verlo sufrir y suplicar por su vida.
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Al mismo tiempo, Toshiro se entera de que la bailarina tailandesa Wanda Li se encuentra en Hong-Kong. Visita el cabaret donde ella se presenta y allí conoce a Lian-Fu, quien le miente diciéndole que la muchacha ha abandonado la ciudad. Sin embargo Toshiro se queda vigilando a Lian-Fu, y es testigo de como él hace una llamada telefónica al Fantasma para decirle que la policía husmea por el cabaret. Toshiro hace prisionero a Lian-Fu y lo obliga a llevarlo a la guarida del Fantasma, pero antes de llegar ahí son descubiertos por los guardias de la mansión, quienes los acribillan a balazos. Lian-Fu muere en el acto, pero con su cuerpo protege a Toshiro, quien eventualmente es descubierto por el [[Inspector de Policía de Hong-Kong|inspector de policía]] y llevado a un hospital donde es operado de urgencia.
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Kalimán despierta en un pozo, completamente a oscuras y por lo menos 30 metros bajo el nivel de la superficie, y pasa los próximos ocho días ahí, sin recibir alimento pero intentando desmontar con sus manos una piedra de la pared suponiendo que detrás hay una corriente de agua. Solín y Kuiché pasan esos días a pan y agua en un calabozo de la mansión, y a Wanda Li se la deja colgada y moribunda en la sala de torturas donde Kalimán la encontrara. Eventualmente Kalimán logra desmontar la piedra, y un chorro de agua irrumpe en el pozo, haciendo subir el nivel del agua poco a poco hasta permitirle a Kalimán llegar hasta la entrada 30 metros más arriba. Una vez sale de su prisiòn, Kalimán entra en la casa y regresa al sitio donde viera por última vez a sus amigos, la sala de torturas debajo del salón de audiencias. Allí encuentra a Wanda colgada en la misma posición en la que la dejó ocho días atrás, la libera de su tormento, y la ayuda a escapar de la casa causando una explosión en un lado aislado de la casa usando el depósito de municiones de los criminales; mientras los guardias están ocupados con la explosión, Wanda escapa hacia la calle sin ser vista.
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Cuando el Fantasma se da cuenta de que Kalimán ha escapado y contraataca, decide esconderse en el centro de mando de su mansión y utilizar a un criado que disfrazado se hace pasar pasar por él. Les ordena al criado y a Wang-Po que se dirijan a la habitación donde están Solín y Kuiché y los amenacen de muerte, utilizando un altoparlante para transmitir todo lo que ocurre al resto de la mansión. Kalimán efectivamente se dirige a esa habitación para proteger a sus amigos, pero permanece en las sombras y desarma al falso Fantasma lanzándole su daga, luego le lanza a Wang-Po un dardo somnífero. El falso Fantasma logra oprimir con su pie una alarma en el suelo, pero cuando los guardias irrumpen en la habitación, Kalimán se escuda con quien él cree es el Fantasma, pensando que sus hombres no dispararán contra él. Mucha es su sorpresa cuando el verdadero Fantasma desde su habitación secreta les ordena a sus hombres disparar y matar a su criado; Kalimán y sus amigos sorprendentemente sobreviven ilesos a la lluvia de balas (luego se enterarán de que los guardias no les estaban apuntando). Ante la estupefacción de Kalimán, los guardias se retiran aparentemente sin motivo de la habitación, y solo entonces la voz del Fantasma les revela que todo lo ocurrido hace parte de su plan para desesperar y torturar a Kalimán. Luego, el Fantasma llena de gas la habitación, y Kalimán y sus amigos pierden el sentido.
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Seis horas después tanto Wang-Po como Kalimán recuperan el sentido, este último en una mesa de operaciones. El Fantasma sigue empeñado en "jugar" con él antes de matarlo, y lo engaña con una serie de trucos con espejos, trampas y pasadizos que no llevan a ninguna parte. Eventualmente Kalimán descubre a Solín y a Kuiché aparentemente muertos dentro de ataúdes, pero esto resulta ser otro juego del Fantasma y ambos recuperan el conocimiento. Encontrándose en un salón herméticamente cerrado y sin ninguna posibilidad de escapar, Kalimán decide jugarse el todo por el todo e inicia un experimento de 'actus mortis'. Se desploma aparentemente sin vida, y cuando Solín y Kuiché dan la voz de alarma, Wang-Po entra a la cámara y es engañado por el falso cadáver. Dos guardias llevan entonces a Kalimán frente al Fantasma, seguidos de Wang-Po y de Solín y Kuiché, sus prisioneros. El Fantasma también es engañado por la falsa muerte de Kalimán, y les ordena a los dos guardias enterrar su cadáver en el jardín. Cuando llegan allí, Kalimán despierta y da cuenta de ellos, dejándolos sin sentido.
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Mientras tanto Wanda, temiendo por su vida, decide abandonar Hong-Kong, pero no cuenta con que Toshiro ha decidido vigilar los aeropuertos y descubre su intento de fuga. La muchacha cae en poder del policía, y este la obliga a decirle todo lo que sabe acerca de las actividades del Fantasma y los secretos de la mansión donde vive. La muchacha accede y les explica que Kalimán es inocente, y en contrapartida el inspector de policía le otorga un perdón judicial que le permite abandonar Hong-Kong.
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En la mansión china, Wang-Po le solicita al Fantasma el permiso de asesinar él a Solín y a Kuiché; si no ha podido vengarse de Kalimán, por lo menos lo hará con ellos. Sin embargo Kalimán logra encontrarlos a tiempo en los sótanos, y antes de que Wang-Po pueda hacerles daño a sus amigos se enfrenta a él, lo vence quebrándole otra vez uno de sus brazos y la quijada y lo deja atado con el mismo cordón de seda que el asesino usa para estrangular sus víctimas. Solín y a Kuiché abandonan la mansión para informar de lo que sucede a la policía, mientras Kalimán se da a la tarea de eliminar uno a uno a todos los guardias. El Fantasma, mientras tanto, contempla en su habitación su colección de ídolos y reliquias y planea lo que hará en el futuro, ya sin la interferencia de Kalimán. Empieza a preocuparse cuando nota que ni los dos guardias que mandó a enterrar a Kalimán ni Wang-Po regresan, así que ordena a sus guardias buscarlos. Tampoco recibe respuesta de ellos, así que ahora francamente preocupado baja a los sótanos y descubre allí a Wang-Po, quien le revela lo ocurrido a pesar de su quijada rota. El Fantasma, furioso por la inhabilidad de Wang-Po de vencer a Kalimán, se rehusa a desatarlo y lo deja así como lo encontró, desatando la ira del malayo y un intenso deseo de vengarse.
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Mientras tanto Toshiro y el inspector de policía deciden sitiar la mansión del Fantasma aprovechando los datos proporcionados por Wanda, y se alejan de la inspección de policía justo antes de que Solín y Kuiché puedan entrevistarse con ellos. Cuando descubren la inspección de policía cerrada, Solín y Kuiché deciden regresar a la mansión e informar a Kalimán.
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El Fantasma corre hacia sus habitaciones, asumiendo que Kalimán intentará apoderarse de los ídolos robados. Efectivamente lo encuentra allí, pero cuando intenta dispararle a su enemigo con un arma oculta, Kalimán lo hipnotiza y le hace creer que los ídolos han cobrado vida. Kalimán lo desarma fácilmente y lo desenmascara, descubriendo que se trata de una mujer, pero ante su desconcierto el Fantasma lo hiere en la mano con una pequeña daga que lleva oculta entre sus ropas y le lanza a la cara una pequeña cápsula que contiene gases venenosos. Kalimán cae al suelo, y el Fantasma se apodera de los ídolos y se lanza a la fuga. Al mismo tiempo las patrullas de policía llegan a la mansión y anuncian su presencia, así que el Fantasma corre hacia los sótanos, desde donde utilizará un pasadizo secreto que lo alejará de la mansión sin ser visto. Sin embargo para entonces Wang-Po ha logrado trozar la cuerda que lo ata, y cuando el Fantasma está a punto de escapar decide vengarse de su antiguo cómplice. El Fantasma utiliza el mismo cuchillo que utilizó contra Kalimán para herir de muerte a Wang-Po, primero apuñalándolo en el pecho y luego en el cuello. Entre los estertores de la muerte Wang-Po alcanza a enredar su cuerda de seda en el cuello del Fantasma, y la mata antes de morir él mismo. Kalimán llega la escena momentos después, descubre los dos cadáveres, y se apodera de los ídolos balineses con la intención de devolverlos a su lugar de origen. Deja ahí el Buda de Jade del Palacio Imperial de Bangkok, y le escribe una nota al señor Toshiro y al inspector de policía rogándoles devolver la reliquia a Tailandia y explicándoles lo ocurrido.
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Kalimán sale de la mansión por el pasadizo secreto, así que nunca es descubierto por la policía. Se encuentra afuera con Solín y Kuiché que han regresado a buscarlo, y los tres se alejan rumbo al puerto, donde Kalimán espera encontrar un sampán que los lleve de vuelta a Bali. Sin embargo, antes de embarcarse es descubierto por Toshiro, quien insiste en realizar su duelo de karate. Kalimán logra vencerlo, y parte rumbo a Indonesia, habiendo convencido a Toshiro no solo de su inocencia, sino de sus habilidades como karateka.
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A su llegada a Bali, Kalimán y sus amigos son recibidos por el sacerdote Kechá, quien restituye los ídolos al Templo del Silencio. Habiendo logrado impedir que las islas de Indonesia se lancen a una lucha fratricida, Kalimán y Solín se despiden de Kechá y Kuiché y abandonan el archipiélago.
   
 
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*Original de
 
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**Rafael Cutberto Navarro Huerta
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**Rafael Navarro Huerta
 
**Modesto Vázquez González
 
**Modesto Vázquez González
 
*Libreto
 
*Libreto
 
**Héctor González Dueñas (Víctor Fox)
 
**Héctor González Dueñas (Víctor Fox)
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*Tornamesa
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**Juan Gerardo Moreno
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*Consola
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**José Antonio Macías
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*Efectos Físicos
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**Rubén Hernández
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*Edición
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**Jorge Alonso
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*Realización
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**Grabadora México
 
[[Categoría:Radionovelas]]
 
[[Categoría:Radionovelas]]

Revisión del 15:16 15 ene 2020

R20 LA VENGANZA DE LOS IDOLOS

PERSONAJES

  • Narrador (Isidro Olace)

Enrique Neri, Leonel Vial, Alberto Rangel

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA

  • Bali, Indonesia
  • Ketapang, Borneo, Indonesia
  • Bangkok, Tailandia
  • Hong-Kong

ARGUMENTO

En la isla indonesia de Bali, la joven doncella Kuiché es una de las candidatas del kechak, una ceremonia de amor en la que Partajak, el dios-pájaro de la isla, escogerá su consorte: según la tradición local la joven elegida por el dios deberá prestar un año de servicio en el llamado Templo del Silencio y luego se convertirá en ave y volará con él hacia lo más profundo de la selva. Sin embargo, un extraño sueño invade los pensamientos de Kuiché: Kalimán, un extranjero de tierras lejanas amigo de su padre Kechá llegará para salvarla de su suerte. Durante la ceremonia del kechak, la joven Kuiché es efectivamente escogida por el nativo que representa a Partajak, pero la muchacha en vez de aceptar su destino se rebela y emprende la fuga arguyendo que su pensamiento no es puro y que por pensar en Kalimán no es digna de ser la consorte de Partajak. Corre hacia un acantilado, y justo cuando los nativos de la aldea se disponen a darle muerte, descubre sorprendida que Kalimán efectivamente ha llegado a la isla.

Kalimán y Solín se encuentran en Bali para visitar al sacerdote del templo mayor, un viejo amigo de Kalimán llamado Kechá y coincidencialmente el padre de Kuiché. Desde la playa descubren a la misteriosa doncella de pie en el acantilado que inicialmente los saluda, pero que luego es arrastrada a la fuerza de vuelta a su aldea. Preocupados se dirigen hacia la aldea inmediatamente, y cuando llegan descubren que sus habitantes, pesadumbrosos, han interrumpido la celebración y se han recluído en sus casas. Kechá sale a su encuentro y les explica lo sucedido, preocupando grandemente a Kalimán. Kuiché ha sido llevada a la choza de una hechicera, quien le quema los brazos en un proceso de purificación ritual; pasados dos días la joven será exilada de la aldea y será abandonada al borde de la selva. Kalimán se entera de lo que será el destino de la infeliz doncella y decide ayudarla aún ante las objeciones de Kechá y del resto de los habitantes de la aldea, pero cuando intenta rescatar a Kuiché de su calabozo, ésta se rehusa a escapar y prefiere aceptar las leyes de su pueblo. Kalimán decide entonces engañar a la aldea entera, y personificando a Partajak en una pantomima espectacular ordena que Kuiché sea liberada; los aldeanos no tienen más remedio que obedecer las órdenes de quien creen es su dios.

Al mismo tiempo un delincuente apodado el Fantasma se pone en contacto radiofónico con el capitán de un barco pirata malayo, un hombre llamado el Capitán Rojo, y le ordena aprovechar la presencia de Kalimán en Bali para inculparlo del robo de valiosas reliquias que sabe se guardan en la aldea balinesa. Mientras los piratas malayos desembarcan en Bali y se ocultan en los acantilados de la isla, la celebración del kechak se reinicia en el Templo del Silencio consagrando a una nueva doncella a ser consorte de Partajak. Cuando la celebración termina, Kechá autoriza a Kalimán mostrarle en detalle el Templo del Silencio a Solín, y la doncella Kuiché se ofrece a acompañarlos. El lugar es un recinto amurallado en lo alto de los acantilados y compuesto de varios edificios cuya entrada es vigilada por un guardia. Uno de los edificios, el Templo de Partajak, permanece cerrado y es habitado por la nueva consorte del dios, pero en los otros se guardan tesoros de mucho valor, incluyendo dos ídolos en forma de estatuas esculpidas en esmeraldas, el objetivo de los piratas. Entrada la noche y haciéndose pasar por Kalimán, los piratas hieren gravemente al guardián del templo, roban los dos ídolos y escapan bajando por el acantilado hasta el mar. El verdadero Kalimán alcanza a verlos, pero tomado por sorpresa no los logra detener. Solín y Kuiché descubren al guardián del templo agonizando, y antes de morir este acusa a Kalimán de haberlo atacado.

Los ídolos robados tienen un valor espiritual incalculable para todos los pueblos de Indonesia, y su robo precipitará a toda la nación al caos y la guerra. Kalimán, Solín y Kuiché deciden utilizar tambores ancestrales para llamar al resto de la aldea e informarlos del desastre, y cuando Kechá llega, su hija le revela lo acontecido, incluyendo las acusaciones del guardián del templo. Kalimán logra convencer a Kechá de su inocencia mostrándole las huellas de pies calzados en los alrededores del templo y especialmente las argollas de hierro empotradas en el acantilado que los piratas usaron para descolgarse hasta el mar, pero el resto de la aldea será más difícil de convencer y Kechá se da a la tarea de deliberar con ellos e intentar convencerlos de la inocencia de su amigo. Mientras tanto, Kalimán y Solín deberán esperar la decisión de la aldea en un calabozo, y Kalimán utiliza el tiempo para hacer un experimento de desdoblamiento corporal y localizar a los piratas; los descubre navegando hacia las costas de Borneo. Cuando los aldeanos terminan sus deliberaciones, le informan a Kalimán que para demostrar su inocencia deberá pasar lo que llaman la Prueba del Fuego, es decir, deberá caminar alrededor de 20 m sobre leños ardientes sin sufrir quemaduras. Para gran sorpresa de todos, Kalimán pasa la prueba sin mayores problemas y comprueba así su inocencia.

Al día siguiente los habitantes de la aldea le dan a Kalimán un barco para que pueda lanzarse en persecución de los piratas, pero le advierten que pasados tres meses no podrán impedir que Indonesia entera entre en guerra en consecuencia del robo de los ídolos. Kalimán hubiera preferido lanzarse en esta aventura solo con Solín, pero Kechá insiste en que su hija Kuiché vaya con él en calidad de polizón y armada de un cuchillo ritual: si Kalimán decide traicionarlos, o si al cabo de tres meses no ha cumplido su misión de rescatar los ídolos, Kuiché deberá asesinar a Kalimán. La presencia de Kuiché en el barco solo es descubierta por Solín cuando ya están en alta mar, muy lejos de las costas de Bali, y así Kalimán es obligado a llevarla en la aventura.

Mientras tanto, los piratas llegan a Ketapang, en la costa de Borneo, y desde allí se comunican con el Fantasma, quien les ordena dirigirse hacia Bangkok, en Tailandia. Sin embargo el Fantasma pretende traicionarlos, y en su mansión de Bangkok se entrevista con un asesino profesional, un hombre llamado Wang-Po, para que los asesine a su llegada a Tailandia y se apropie de los ídolos. La entrevista con Wang-Po tiene lugar en un salón cubierto de cortinajes rojos, y el asesino nunca ve a su interlocutor: si bien intenta localizarlo detrás del cortinaje de donde sale su voz, cuando tira a tierra el cortinaje solo descubre un buda gigantesco que emite la voz del Fantasma. A pesar de la 'indiscreción' de Wang-Po de intentar ver su rostro, el Fantasma decide perdonarle su error y contrata sus servicios para asesinar al Capitán Rojo y a su lugarteniente.

Pocos días después Kalimán y sus amigos llegan a Ketapang, y Kalimán decide interrogar a un antiguo amigo suyo en el puerto, un hombre llamado Rastong, acerca del rumbo que tomó el barco de los piratas. Rastong inicialmente trata de convencerlo de que abandone la persecución y huya a Europa, pero eventualmente accede a ayudarlo y le revela que los malhechores se dirigen a Bangkok; también le proporciona a Kalimán un barco más grande, un sampán chino, para que puedan navegar de Borneo a Tailandia. Sin embargo, Rastong es en realidad un agente del Fantasma en Borneo, y toda la ayuda que le ha dado a Kalimán es parte de un plan del malhechor para darle muerte: si bien el Fantasma es un coleccionista que está genuinamente interesado en los ídolos de Bali, quiere utilizar el robo de las reliquias para atraer a Kalimán a Tailandia y darle muerte allí.

Al mismo tiempo los piratas llegan a las costas tailandesas, y el Fantasma concerta una cita en un templo shintoísta en las afueras de Bangkok entre ellos y Wang-Po ostensiblemente para que el Capitán Rojo entregue los ídolos; en realidad es allí donde los piratas deberán ser asesinados. El Capitán Rojo y su lugarteniente también tienen planes de traición, y para no compartir el botín que recibirán del Fantasma con los otros nueve piratas deciden dinamitar su propio barco y hacerlo zozobrar. Mientras el barco pirata se hunde en el muelle, el Capitán Rojo y su lugarteniente logran escapar, y llevando consigo los ídolos logran llegar al templo shintoísta. Wang-Po los espera allí, y una vez los ídolos han sido entregados, les cercena la garganta a los dos hombres. Wang-Po se entrevista luego con el Fantasma y le entrega los ídolos, recibiendo su paga sin ninguna complicación, y El Fantasma ofrece entonces volverlo a contratar, esta vez por mucho más dinero, para que asesine a Kalimán. Wang-Po acepta gustoso el ofrecimiento.

Cuando Kalimán y sus amigos llegan al puerto de Bangkok descubren que el sampán que perseguían yace hundido en el fondo del puerto. Sin embargo han habido testigos que aseguran que dos hombres escaparon el desastre, y Kalimán decide internarse en Bangkok en su busca. Trata de contactar antiguos amigos en el mercado central de la ciudad esperando obtener información, pero no tiene suerte. El Fantasma sin embargo no está interesado en que Kalimán le pierda la pista a los ídolos, así que le ordena a uno de sus esbirros, un chino llamado Chang-Li, que se le acerque y le ofrezca información acerca de los ídolos robados de Bali. Kalimán obviamente reacciona interesado, y Chang-Li lo cita para obtener más información en el mismo templo shintoísta donde el Capitán Rojo fue asesinado.

Esa noche, cuando Kalimán sale de su hotel para acudir a la cita, una hermosa mujer llamada Wanda Li sale a su encuentro y presentándose como una bailarina de un club nocturno de Bangkok le advierte que la cita en el templo es una trampa. Kalimán decide que esta es su única pista acerca del paradero de los ídolos, así que decide acudir a la cita sin importarle el peligro. Cuando llega allí, Chang-Li efectivamente lo está esperando, pero en vez de darle información se lanza contra él armado de un cuchillo. Kalimán logra vencerlo fácilmente, pero cuando intenta interrogarlo, el asesino muere entre estertores. El Fantasma y Wang-Po, ocultos entre las sombras, han presenciado todo lo ocurrido porque el Fantasma quiere demostrarle a Wang-Po la peligrosidad de su enemigo. También le explica a Wang-Po que Chang-Li ha muerto en consecuencia de un potente veneno de acción retardada que le diera varias horas antes. Antes de escapar, el Fantasma da aviso a la policía acerca de lo ocurrido, y Kalimán tiene que huir cuando las patrullas se acercan.

Kalimán regresa a Bangkok y decide buscar a Wanda Li en el club nocturno que ella le mencionara antes, sospechando que ella puede estar aliada con los malhechores. La encuentra fácilmente, y aunque ella intenta escabullirse, Kalimán logra seguirla hasta su casa, donde la interroga y logra averiguar el nombre de quien los persigue, el Fantasma. Sin embargo Wanda no dice toda la verdad, y minimiza su relación con el Fantasma. En realidad, lo ha estado informando constantemente de lo que sucede.

Cuando Kalimán regresa a su hotel, descubre que el taxista que los llevó al templo abandonado la noche anterior los ha denunciado ante la policía, y un inspector lo espera lo espera en su habitación habiendo ya arrestado a Solín y a Kuiché bajo sospecha de haber asesinado al chino Chang-Li. Kalimán y sus amigos pasan una noche en prisión, pero al otro día descubren que Wanda ha pagado sus fianzas, así que son puestos en libertad. A la salida de la inspección de policía, un auto intenta arrollar a Wanda, y luego de que es rescatada por Kalimán ella ostensiblemente decide confesar todo lo que sabe para ponerse bajo su protección. Sin embargo, la mujer miente, y siguiendo órdenes del Fantasma le dice a Kalimán que el criminal la ha citado esa noche en el Palacio Imperial de Bangkok. Kalimán le pide a Wanda que se presente a la cita y le asegura que la protegerá, ignorando que la mujer piensa traicionarlo.

Frustrado por no poder obtener pruebas de la culpabilidad de Kalimán, el inspector de policía se pone en contacto con un colega japonés, un policía llamado Toshiro que también es un renombrado campeón karateka. Toshiro escucha los argumentos del inspector, pero aunque se pone a sus órdenes insiste en que solo capturará a Kalimán si se reúnen suficientes pruebas en su contra.

Esa noche, Kalimán deja a Solín y a Kuiché en la habitación de su hotel, se disfraza de taxista y lleva a Wanda al palacio, y mientras ella entra por una puerta misteriosamente abierta, él salta por encima de los muros. Wanda, siguiendo órdenes de Wang-Po, quien también está allí, conduce a Kalimán al templo mayor del palacio, donde se guarda un buda de jade, una valiosa reliquia tailandesa. En el templo, Wang-Po ataca a Kalimán a traición e intenta estrangularlo, pero la llegada de la policía impide sus planes. Acompañado de Wanda, Wang-Po roba el buda de jade y escapa, y Kalimán cae en poder de la policía, quien lo acusa de ser cómplice del robo.

Kalimán es encarcelado, pero cuando el inspector de policía y el señor Toshiro van a entrevistarse con él descubren que los barrotes de su celda han sido doblados, asumen que el prisionero escapó y se lanzan tras él. En realidad Kalimán continúa escondido en su celda, la que abandona tranquilamente por la puerta cuando el inspector se aleja. El inspector se dirige inmediatamente hacia el hotel donde están hospedados Solín y Kuiché, y pone a los dos bajo estrecha vigilancia. Kalimán mientras tanto se disfraza y regresa al Palacio Imperial, donde descubre al mozo encargado de abrir y cerrar las puertas de la muralla principal. Acusándolo de haber dejado abiertas las puertas del Palacio la noche anterior para dejar pasar a Wanda, Kalimán logra que el mozo confiese haber estado involucrado en el robo de la noche pasada y lo obliga a que le revele quién le dio órdenes para actuar. El mozo le muestra un papel escrito en caracteres chinos con las órdenes, y le dice que seguramente el Fantasma estará escondido en el barrio chino de Bangkok. El Fantasma, sin embargo, ha estado vigilando al mozo y se entera de la conversación, así que envía a un supuesto asesino a que ataque a Kalimán en el barrio chino. En realidad la misión del hombre es otra: revelarle aparentemente por accidente a Kalimán que podrá encontrar al Fantasma en una casa marcada por un farol rojo. Cumplida su misión, el atacante muere en brazos de Kalimán, víctima de un veneno de acción retardada que el Fantasma le diera horas antes.

Kalimán eventualmente encuentra la mansión marcada con un farol rojo y dentro de ella, un salón donde los ídolos robados tanto de Bali como del Palacio Imperial de Bangkok están a la vista. Extrañado por la falta de vigilancia, Kalimán entra en el salón e intenta recuperar los ídolos, pero en ese momento escucha la voz del Fantasma que le informa que ha caído en una trampa preparada por él por varios meses con el único propósito de asesinarlo. El Fantasma inicialmente se divierte haciendo que francotiradores disparen y hieran levemente a Kalimán, por ejemplo en las orejas y en los hombros, pero eventualmente le ordena al asesino Wang-Po que acabe con su enemigo. Sobreviene una feroz batalla entre Kalimán y Wang-Po que para sorpresa del Fantasma Kalimán termina ganando quebrándole ambos brazos a su enemigo. Luego, Kalimán localiza el lugar de donde sale la voz del Fantasma y se lanza hacia el cortinaje rojo de uno de los lados del salón, tirándolo abajo. Mientras los francotiradores le disparan, logrando herirlo dos veces, Kalimán solo descubre una gigantesca estatua de Buda tras el cortinaje, misma que echa a tierra descubriendo cables eléctricos detrás. Mientras tanto el cortinaje rojo, habiendo caído cerca de una tea, empieza a arder, y pronto el fuego se extiende por toda la mansión. El humo ayuda a que Kalimán, ahora muy mal herido por el impacto de las balas, logre esconderse de sus agresores. El Fantasma no tiene más remedio que salir de su escondite, y sin poder encontrar a Kalimán recoge los ídolos y el cuerpo inconsciente de Wang-Po, y acompañado de sus francotiradores escapa hacia el exterior minutos antes de que la mansión se desplome presa de las llamas.

Kalimán también logra escapar de la mansión a través de una ventana, pero pierde el sentido en los jardines, donde es encontrado por la policía cuando ésta viene a investigar el incendio. Sus heridas son muy graves, así que es llevado a un hospital donde es operado de emergencia. Toshiro, siguiendo órdenes del inspector de policía, va al hotel donde se hospedan Solín y Kuiché y los informa de lo sucedido, y durante la operación de Kalimán, Solín informa al inspector de la verdadera naturaleza de su misión en Tailandia: la búsqueda de los ídolos robados en Bali. Kalimán se recupera de la operación asombrosamente rápido, y decide efectuar un experimento de desdoblamiento corporal para localizar al Fantasma y a Wang-Po, quienes se encuentran en los muelles de la ciudad planeando escapar hacia Hong-Kong a bordo de un hidroavión. Kalimán decide no esperar para escapar e intentar capturar a su enemigo, y le ordena a Solín activar la alarma de incendios del hospital; durante la confusión que sobreviene él, Solín y Kuiché logran escapar de la policía sin ser detenidos. El señor Toshiro vigila a Kalimán en todo momento, y aunque se da cuenta de su escape no hace nada para detenerlo. Kalimán y sus amigos se dirigen inmediatamente a los muelles, pero llegan demasiado tarde y solo alcanzan a ver el hidroavión que lleva al Fantasma y a Wang-Po elevarse con destino a Hong-Kong.

El señor Toshiro escoge ese momento para presentarse ante Kalimán, y para sorpresa de Solín y Kuiché los invita a todos a hospedarse en su casa esa noche. Kalimán acepta la invitación, y si bien Toshiro le comunica al inspector de policía su acción, le prohibe tajantemente que vaya a su casa a recapturar a Kalimán. Durante esa noche Toshiro y Kalimán tienen oportunidad de conocerse mejor, y cuando Kalimán revela que planea dirigirse a Hong-Kong, Toshiro convence al inspector de que su mejor plan de acción es ayudarlo a ir ahí, para por fin darse cuenta de si Kalimán es un delincuente o no. Al otro día Kalimán por razón de sus heridas lamenta no poder llevar a cabo un enfrentamiento de karate con Toshiro, y luego de posponer el encuentro se dirige al aeropuerto donde el inspector de policía les entrega a él, a Solín y a Kuiché boletos de avión para viajar a Hong-Kong.

El Fantasma mientras tanto se ha enterado de la llegada inminente de Kalimán a Hong-Kong, y elabora un complicado plan no para matarlo sino para desesperarlo y 'obligarlo a cometer errores'. Un agente suyo se hace pasar por agente de aduanas, y simulando un problema con sus documentos separa a Kalimán de sus amigos, y en un cuarto separado lo ataca a traición con un golpe que lo hace perder el sentido. Toshiro mientras tanto viaja en un avión militar de Bangkok a Hong-Kong, y cuando llega descubre sorprendido a Solín y a Kuiché esperando en el aeropuerto sin tener noticias de Kalimán. Toshiro descubre el secuestro de Kalimán, y lleva a Solín y a Kuiché primero a la inspección de policía para que describan al falso agente de aduanas, y luego a un hotel. Kalimán mientras tanto es llevado a los muelles y es tirado al mar atado de pies y manos y envuelto en un costal, pero en el agua recupera el conocimiento, escapa de la trampa y nada de vuelta a los muelles. Por un periódico se entera de que Solín y Kuiché están bajo la protección de la policía, pero cuando llama a la jefatura a preguntar por ellos, la policía se rehusa a darle más información. Cuando Toshiro se entera de la llamada de Kalimán se enfada grandemente, porque cree que Kalimán se 'autosecuestró" para eludir la vigilancia policial.

El Fantasma decide secuestrar a Solín y a Kuiché, y le ordena a un agente suyo hacerse pasar por mozo del hotel para hacerse con ellos y llevarlos hasta su guarida, una lujosa mansión en las afueras de la ciudad. Kalimán mientras tanto descubre que Wanda Li, la bailarina tailandesa que conociera en Bangkok, trabaja ahora en un cabaret de Hong-Kong, aún bajo órdenes del Fantasma. Logra hacerse con ella, y le ordena comunicarse por teléfono con su jefe y pedirle una entrevista en persona. El Fantasma accede y le ordena a dos agentes suyos recogerla en los muelles de la ciudad, pero cuando llegan ahí son sorprendidos por Kalimán, quien deja a uno de ellos sin sentido y le ordena al otro llevarlos a él y a Wanda a la mansión del Fantasma. Poco antes de llegar allí, Kalimán hipnotiza al agente y le hace olvidar todo lo que ha visto, y llega a la mansión de su enemigo escondido en la cajuela del auto.

Wanda es conducida a presencia del Fantasma y de Wang-Po, y les dice que Kalimán dejó una nota en su camerino amenazándolos a todos ellos de entregarlos a la policía; ha decidido entrevistarse con ellos para pedirles protección. Notándola muy nerviosa ni el Fantasma ni Wang-Po le creen, así que deciden comprobar su historia con uno de los espías del Fantasma en el cabaret donde ella trabaja, un hombre llamado Lian-Fu; mientras tanto Wanda deberá quedarse como 'huésped' en la mansión. Kalimán mientras tanto descubre que se ha quedado encerrado en la cajuela del auto, pero logra salir con la ayuda del guardia al que había hipnotizado. Solín, encerrado con Kuiché en otra parte de la mansión, decide ponerse en contacto telepático con él para averiguar su paradero, pero en ese momento Kalimán descubre que Wanda está siendo llevada de vuelta a la presencia del Fantasma y temiendo por la vida de la muchacha decide ignorar el llamado de Solín y seguirla a ella; mientras Wanda entra al salón de audiencias del Fantasma, Kalimán se queda afuera vigilando.

Lian-Fu descubre la mentira de Wanda y revela que la vio hablando con Kalimán. El Fantasma decide entonces castigar a la muchacha y la hace llevar a través de un túnel secreto a los sótanos de la mansión, donde la hace colgar de anillos en el techo y la hace azotar. Kalimán escucha los gritos de la muchacha desde el exterior de la sala de audiencias del Fantasma y no tiene más remedio que irrumpir en ella, y aunque inicialmente no encuentra ni a la muchacha ni al Fantasma, eventualmente descubre el túnel secreto y logra llegar hasta el sitio donde Wanda está siendo torturada. El Fantasma vigila todo lo que ocurre desde detrás de un muro falso en la habitación, y a través de un micrófono le revela a Kalimán que ha caído en una trampa. Kalimán sin embargo descubre el muro falso, y en un movimiento rápido lo rompe y se abalanza sobre el Fantasma, haciéndolo su prisionero. Sin embargo antes de que pueda quitarle a su enemigo una máscara de seda que cubre su rostro, Wang-Po irrumpe en la habitación llevando con él a Solín y a Kuiché. Amenazándolos de muerte logra que Kalimán suelte al Fantasma, y el Fantasma se venga dándole a Kalimán un fuerte golpe en la nuca que lo deja sin sentido. Wang-Po hace lo mismo con Solín, y aunque insiste en matar a Kalimán ahí mismo, el Fantasma se niega diciendo que quiere verlo sufrir y suplicar por su vida.

Al mismo tiempo, Toshiro se entera de que la bailarina tailandesa Wanda Li se encuentra en Hong-Kong. Visita el cabaret donde ella se presenta y allí conoce a Lian-Fu, quien le miente diciéndole que la muchacha ha abandonado la ciudad. Sin embargo Toshiro se queda vigilando a Lian-Fu, y es testigo de como él hace una llamada telefónica al Fantasma para decirle que la policía husmea por el cabaret. Toshiro hace prisionero a Lian-Fu y lo obliga a llevarlo a la guarida del Fantasma, pero antes de llegar ahí son descubiertos por los guardias de la mansión, quienes los acribillan a balazos. Lian-Fu muere en el acto, pero con su cuerpo protege a Toshiro, quien eventualmente es descubierto por el inspector de policía y llevado a un hospital donde es operado de urgencia.

Kalimán despierta en un pozo, completamente a oscuras y por lo menos 30 metros bajo el nivel de la superficie, y pasa los próximos ocho días ahí, sin recibir alimento pero intentando desmontar con sus manos una piedra de la pared suponiendo que detrás hay una corriente de agua. Solín y Kuiché pasan esos días a pan y agua en un calabozo de la mansión, y a Wanda Li se la deja colgada y moribunda en la sala de torturas donde Kalimán la encontrara. Eventualmente Kalimán logra desmontar la piedra, y un chorro de agua irrumpe en el pozo, haciendo subir el nivel del agua poco a poco hasta permitirle a Kalimán llegar hasta la entrada 30 metros más arriba. Una vez sale de su prisiòn, Kalimán entra en la casa y regresa al sitio donde viera por última vez a sus amigos, la sala de torturas debajo del salón de audiencias. Allí encuentra a Wanda colgada en la misma posición en la que la dejó ocho días atrás, la libera de su tormento, y la ayuda a escapar de la casa causando una explosión en un lado aislado de la casa usando el depósito de municiones de los criminales; mientras los guardias están ocupados con la explosión, Wanda escapa hacia la calle sin ser vista.

Cuando el Fantasma se da cuenta de que Kalimán ha escapado y contraataca, decide esconderse en el centro de mando de su mansión y utilizar a un criado que disfrazado se hace pasar pasar por él. Les ordena al criado y a Wang-Po que se dirijan a la habitación donde están Solín y Kuiché y los amenacen de muerte, utilizando un altoparlante para transmitir todo lo que ocurre al resto de la mansión. Kalimán efectivamente se dirige a esa habitación para proteger a sus amigos, pero permanece en las sombras y desarma al falso Fantasma lanzándole su daga, luego le lanza a Wang-Po un dardo somnífero. El falso Fantasma logra oprimir con su pie una alarma en el suelo, pero cuando los guardias irrumpen en la habitación, Kalimán se escuda con quien él cree es el Fantasma, pensando que sus hombres no dispararán contra él. Mucha es su sorpresa cuando el verdadero Fantasma desde su habitación secreta les ordena a sus hombres disparar y matar a su criado; Kalimán y sus amigos sorprendentemente sobreviven ilesos a la lluvia de balas (luego se enterarán de que los guardias no les estaban apuntando). Ante la estupefacción de Kalimán, los guardias se retiran aparentemente sin motivo de la habitación, y solo entonces la voz del Fantasma les revela que todo lo ocurrido hace parte de su plan para desesperar y torturar a Kalimán. Luego, el Fantasma llena de gas la habitación, y Kalimán y sus amigos pierden el sentido.

Seis horas después tanto Wang-Po como Kalimán recuperan el sentido, este último en una mesa de operaciones. El Fantasma sigue empeñado en "jugar" con él antes de matarlo, y lo engaña con una serie de trucos con espejos, trampas y pasadizos que no llevan a ninguna parte. Eventualmente Kalimán descubre a Solín y a Kuiché aparentemente muertos dentro de ataúdes, pero esto resulta ser otro juego del Fantasma y ambos recuperan el conocimiento. Encontrándose en un salón herméticamente cerrado y sin ninguna posibilidad de escapar, Kalimán decide jugarse el todo por el todo e inicia un experimento de 'actus mortis'. Se desploma aparentemente sin vida, y cuando Solín y Kuiché dan la voz de alarma, Wang-Po entra a la cámara y es engañado por el falso cadáver. Dos guardias llevan entonces a Kalimán frente al Fantasma, seguidos de Wang-Po y de Solín y Kuiché, sus prisioneros. El Fantasma también es engañado por la falsa muerte de Kalimán, y les ordena a los dos guardias enterrar su cadáver en el jardín. Cuando llegan allí, Kalimán despierta y da cuenta de ellos, dejándolos sin sentido.

Mientras tanto Wanda, temiendo por su vida, decide abandonar Hong-Kong, pero no cuenta con que Toshiro ha decidido vigilar los aeropuertos y descubre su intento de fuga. La muchacha cae en poder del policía, y este la obliga a decirle todo lo que sabe acerca de las actividades del Fantasma y los secretos de la mansión donde vive. La muchacha accede y les explica que Kalimán es inocente, y en contrapartida el inspector de policía le otorga un perdón judicial que le permite abandonar Hong-Kong.

En la mansión china, Wang-Po le solicita al Fantasma el permiso de asesinar él a Solín y a Kuiché; si no ha podido vengarse de Kalimán, por lo menos lo hará con ellos. Sin embargo Kalimán logra encontrarlos a tiempo en los sótanos, y antes de que Wang-Po pueda hacerles daño a sus amigos se enfrenta a él, lo vence quebrándole otra vez uno de sus brazos y la quijada y lo deja atado con el mismo cordón de seda que el asesino usa para estrangular sus víctimas. Solín y a Kuiché abandonan la mansión para informar de lo que sucede a la policía, mientras Kalimán se da a la tarea de eliminar uno a uno a todos los guardias. El Fantasma, mientras tanto, contempla en su habitación su colección de ídolos y reliquias y planea lo que hará en el futuro, ya sin la interferencia de Kalimán. Empieza a preocuparse cuando nota que ni los dos guardias que mandó a enterrar a Kalimán ni Wang-Po regresan, así que ordena a sus guardias buscarlos. Tampoco recibe respuesta de ellos, así que ahora francamente preocupado baja a los sótanos y descubre allí a Wang-Po, quien le revela lo ocurrido a pesar de su quijada rota. El Fantasma, furioso por la inhabilidad de Wang-Po de vencer a Kalimán, se rehusa a desatarlo y lo deja así como lo encontró, desatando la ira del malayo y un intenso deseo de vengarse.

Mientras tanto Toshiro y el inspector de policía deciden sitiar la mansión del Fantasma aprovechando los datos proporcionados por Wanda, y se alejan de la inspección de policía justo antes de que Solín y Kuiché puedan entrevistarse con ellos. Cuando descubren la inspección de policía cerrada, Solín y Kuiché deciden regresar a la mansión e informar a Kalimán.

El Fantasma corre hacia sus habitaciones, asumiendo que Kalimán intentará apoderarse de los ídolos robados. Efectivamente lo encuentra allí, pero cuando intenta dispararle a su enemigo con un arma oculta, Kalimán lo hipnotiza y le hace creer que los ídolos han cobrado vida. Kalimán lo desarma fácilmente y lo desenmascara, descubriendo que se trata de una mujer, pero ante su desconcierto el Fantasma lo hiere en la mano con una pequeña daga que lleva oculta entre sus ropas y le lanza a la cara una pequeña cápsula que contiene gases venenosos. Kalimán cae al suelo, y el Fantasma se apodera de los ídolos y se lanza a la fuga. Al mismo tiempo las patrullas de policía llegan a la mansión y anuncian su presencia, así que el Fantasma corre hacia los sótanos, desde donde utilizará un pasadizo secreto que lo alejará de la mansión sin ser visto. Sin embargo para entonces Wang-Po ha logrado trozar la cuerda que lo ata, y cuando el Fantasma está a punto de escapar decide vengarse de su antiguo cómplice. El Fantasma utiliza el mismo cuchillo que utilizó contra Kalimán para herir de muerte a Wang-Po, primero apuñalándolo en el pecho y luego en el cuello. Entre los estertores de la muerte Wang-Po alcanza a enredar su cuerda de seda en el cuello del Fantasma, y la mata antes de morir él mismo. Kalimán llega la escena momentos después, descubre los dos cadáveres, y se apodera de los ídolos balineses con la intención de devolverlos a su lugar de origen. Deja ahí el Buda de Jade del Palacio Imperial de Bangkok, y le escribe una nota al señor Toshiro y al inspector de policía rogándoles devolver la reliquia a Tailandia y explicándoles lo ocurrido.

Kalimán sale de la mansión por el pasadizo secreto, así que nunca es descubierto por la policía. Se encuentra afuera con Solín y Kuiché que han regresado a buscarlo, y los tres se alejan rumbo al puerto, donde Kalimán espera encontrar un sampán que los lleve de vuelta a Bali. Sin embargo, antes de embarcarse es descubierto por Toshiro, quien insiste en realizar su duelo de karate. Kalimán logra vencerlo, y parte rumbo a Indonesia, habiendo convencido a Toshiro no solo de su inocencia, sino de sus habilidades como karateka.

A su llegada a Bali, Kalimán y sus amigos son recibidos por el sacerdote Kechá, quien restituye los ídolos al Templo del Silencio. Habiendo logrado impedir que las islas de Indonesia se lancen a una lucha fratricida, Kalimán y Solín se despiden de Kechá y Kuiché y abandonan el archipiélago.

NÚMERO DE EPISODIOS

143

BITÁCORA

Los episodios de las radionovelas de Kalimán no fueron numerados originalmente. Si te interesa saber el número de un episodio en particular de la radionovela, puedes comparar la primera frase del episodio que te interesa con la bitácora que reproducimos aquí.

CREADORES

  • Original de
    • Rafael Navarro Huerta
    • Modesto Vázquez González
  • Libreto
    • Héctor González Dueñas (Víctor Fox)
  • Tornamesa
    • Juan Gerardo Moreno
  • Consola
    • José Antonio Macías
  • Efectos Físicos
    • Rubén Hernández
  • Edición
    • Jorge Alonso
  • Realización
    • Grabadora México