Kaliman, el hombre increible
Kaliman, el hombre increible
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29 LA MAGIA NEGRA

PERSONAJES[]

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA[]

  • una isla del Caribe

ARGUMENTO[]

En una isla del Caribe un hombre corre desesperado por un cementerio llevando en sus manos las páginas de un diario. Es descubierto por el sepulturero del cementerio, quien golpeando un tronco con maderos produce un sonido que hace despertar un zombi a quien llama Makala. El fugitivo, un arqueólogo de aspecto europeo llamado el profesor Galo, logra escabullirse de su perseguidor por unos minutos y aprovecha para enterrar el diario a los pies de uno de los ídolos del cementerio, una estatua de una figura vudú llamada Mamá Borike. Luego continúa su huida y saliendo del cementerio se dirige su casa donde redacta una carta pidiendo ayuda a un viejo amigo suyo, Kalimán. Boni, una chiquilla huérfana conocida por Galo entra sorpresivamente a la casa y encuentra a su amigo extremadamente asustado. El profesor le revela que Kalimán llegó pocas horas antes a la isla y le encarga que lo busque en algún hotel del centro de la ciudad y le entregue la carta. Justo en el momento en el que Boni sale a cumplir el encargo Makala encuentra a Galo, entra a la casa y se lanza sobre él, estrangulándolo sin ninguna dificultad. Desde el exterior Boni es testigo del asesinato y una vez Makala se marcha corre a examinar al profesor, quien para entonces ya ha muerto. Muy asustada, la muchacha sale a buscar a Kalimán en la ciudad para entregarle la carta.

Al mismo tiempo Kalimán y Solín disfrutan de su cena en un hotel de la capital de la isla. Un vecino de su mesa los reconoce, y haciendo acercar a quien parece ser un vendedor de flores a quien evidentemente conoce le paga para que asesine a Kalimán ahí mismo. El malhechor se lanza contra Kalimán armado de un cuchillo e intenta apuñalarlo, pero Kalimán es más rápido que él y lo atrapa y desarma sin dificultad. Cuando Kalimán se dispone a interrogarlo suena un disparo desde detrás que da de lleno en la espalda del asesino, quien muere inmediatamente. Quien ha disparado es la persona que encargó el asesinato, un hombre que inmediatamente después se presenta ante Kalimán como el inspector Julius Ferret de la policía de la isla. Kalimán le reprocha haber disparado contra el asesino sin necesidad, pero Ferret replica que acaba de salvar su vida acabando con un asesino.

La razón por la que Kalimán está en la isla es para atender un llamado de Yadira Montiel, la hija de un noble español amigo suyo radicado allí desde muchos años atrás. Durante su entrevista con Ferret Kalimán le revela esto al policía, quien inmediatamente le recomienda abandonar la isla porque según él es un lugar en el que se practican la hechicería y la magia negra, y el mismo señor Montiel parece ser víctima del vudú. Sin dar muestras de asustarse Kalimán y Solín deciden alejarse y toman un taxi para acudir a la cita, y en ese momento son descubiertos por Boni, quien alcanza a oir el nombre de Kalimán desde lejos. La muchacha no logra alcanzarlos, y el taxi pronto le toma tanta delantera que Boni termina perdiéndole la pista.

Ferret mientras tanto se dirige a un teléfono público y se comunica con la Araña Negra, uno de los más despiadados enemigos de Kalimán. Le explica que no ha podido cumplir sus órdenes y ha fallado en su intento de asesinar a Kalimán, algo que no sorprende a la Araña Negra quien bien conoce la habilidad de su enemigo. Aún así amenaza a Ferret de muerte si vuelve a fallar en su cometido. Cuando Ferret le informa al criminal que Kalimán piensa visitar a Montiel, la Araña Negra replica que eso es precisamente lo que había querido evitar.

El taxista del vehículo en el que viaja Kalimán resulta ser un viejo amigo de la familia de Montiel y le advierte a Kalimán que comete un error dirigiéndose allí: el señor Montiel está embrujado, ya no sale de su casa y se pasa las noches gritando como loco y atacando a quienes intentan acercársele. Esto evidentemente no detiene a Kalimán, quien le comenta a Solín que esa debe ser la razón por la que Yadira Montiel lo contactó. Cuando llegan a la mansión el taxista se rehusa acercarse demasiado a la casa, pero aún así se queda esperando en las cercanías por si Kalimán lo necesita después de su entrevista.

Kalimán y Solín son recibidos por Gurú, un criado gigantesco de aspecto nativo quien los conduce al vestíbulo de la mansión sin decir palabra. En el piso superior el señor Montiel, evidentemente enfermo y confundido, vigila lo que sucede, y armado de una carabina intenta disparar contra Kalimán, aunque pronto descubre que su arma no tiene balas. Es descubierto en este estado por una mujer de mediana edad a quien él llama Kenia, quien luego de mostrarle un ídolo vudú que ella llama Yuka procede a inyectarle un narcótico. Montiel pierde inmediatamente el sentido y queda profundamente dormido en un sillón.

En el piso inferior Kalimán examina dos pinturas mientras espera, explicándole a Solín que se trata del señor Montiel en su juventud y de su esposa, una hermosísima mujer llamada Yadira, como su hija. En ese momento la hija de la mujer de la pintura, Yadira Montiel, entra al vestíbulo y saluda efusivamente a Kalimán. Dirigiéndose a Solín le dice que su madre murió embrujada, y que teme el mismo fin para ella misma y para su padre. Cuando Kalimán le pide más explicaciones Yadira lo guía a otro salón, donde luego de despedir a Gurú diciéndole que no necesita ser vigilada empieza a revelar que su vida y la de su padre están amenazadas.

No alcanza a decir mucho más que eso. En ese momento suena el teléfono, y cuando Yadira contesta es amenazada por el inspector de policía Julius Ferret quien le dice que si le dice a Kalimán una sola palabra acerca de lo que sucede, su padre, el señor Montiel, será asesinado esa misma noche. A pesar de que Yadira no reconoce la voz de su interlocutor toma muy en serio su amenaza, y en consecuencia su actitud para con Kalimán cambia radicalmente y a partir de ese momento se rehusa a decir más. Cuando Kalimán se convence de que no puede convencerla de hablar intenta entrevistarse con Montiel mismo, pero Kenia, su enfermera privada, insiste en que su paciente se encuentra profundamente dormido. Kalimán no tiene otra opción que irse, aunque queda profundamente preocupado y le da una tarjeta a Yadira con su dirección. Al salir de la mansión vuelve a encontrarse con el taxista que ya conoce y regresa a la ciudad. Minutos después el vehículo pasa junto a Boni, quien descubriendo a Kalimán en su interior corre de nuevo tras él. Sin embargo el taxi no se detiene y Boni le vuelve a perder la pista.

Al mismo tiempo el inspector Ferret visita el cementerio de Santa Rosa y se entrevista con el sepulturero, quien le revela que Galo fue asesinado por Makala. Ferret está más interesado en el diario del profesor, y cuando el sepulturero le dice que no ha podido encontrarlo el policía entra en cólera y le ordena buscarlo con más ahínco. Luego se aleja, y el sepulturero se da a la tarea de sepultar el cuerpo del profesor Galo y de examinar el cuerpo en descomposición de Makala, quien para entonces se encuentra inmovil en un ataúd.

Luego de dejar a Kalimán en su hotel el taxista se estaciona en una esquina a esperar más clientes y allí es descubierto por Boni, quien reconoce el automóvil. La chiquilla le pregunta dónde dejó a su pasajero y el taxista no tiene problema en revelárselo, pero cuando Boni intenta entrar al hotel de Kalimán para buscarlo, los porteros se lo impiden diciendo que a personas como ella no se les permite incomodar a los huéspedes. Muy ofendida Boni se instala cerca a la entrada del hotel a esperar a que Kalimán salga.

En el interior del edificio un matón al servicio de Ferret vigila, y cuando ve subir a Kalimán y a Solín a sus habitaciones va tras ellos. Toca en su puerta con la excusa de querer darles un mensaje, pero el sexto sentido de Kalimán le indica peligro así que se rehusa a abrir. El hombre saca un delgado estilete de entre sus ropas y lo introduce rápidamente por la cerradura de la puerta, alcanzando a herir de refilón a Kalimán al otro lado. Kalimán quiebra fácilmente el estilete, abre la puerta y se lanza tras el asesino, quien sin embargo consigue escapar. Kalimán comenta preocupado que esta es la segunda vez que alguien ha intentado asesinarlo.

Al mismo tiempo el inspector Ferret utiliza un pasaje secreto en un barrio apartado de la ciudad para encontrarse con su jefe, la Araña Negra, quien insiste que Kalimán deberá ser muerto lo antes posible si Ferret no quiere ser denunciado o incluso muerto. Ferret insiste que ha tomado cartas en el asunto, pero luego de despedirse de la Araña Negra empieza a arrepentirse de haberse asociado con él y de haber recibido su dinero como pago por su ayuda.

Esa noche Kalimán y Solín deciden volver a visitar la mansión de Montiel e intentar descubrir algo acerca de la situación de su amigo. Cuando intentan salir de su hotel son descubiertos por Boni, quien por fin consigue entregar la nota del profesor Galo, un plano que describe el sitio donde ha escondido su diario en el cementerio de Santa Rosa. Mientras Kalimán examina el mapa, Solín conversa con Boni y los dos jóvenes se hacen amigos. A pesar de la insistencia de la muchacha de que se dirijan al cementerio inmediatamente Kalimán prefiere visitar esa noche la casa de Montiel, al otro día buscará el diario. Kalimán y Solín se alejan entonces en dirección a la casa de Montiel, y solo entonces Boni recuerda que no le ha dicho a Kalimán un detalle importante de lo que sucede: Galo fue asesinado por un cadáver viviente.

Kalimán y Solín logran introducirse sin dificultad a la mansión de Montiel, donde de pronto empiezan a oir tambores nativos en el interior de la casa. También Yadira, Kenia y Montiel los escuchan, pero mientras las dos mujeres los ignoran y se acuestan a dormir, Montiel tiene una visión aterradora y ve a un dios nativo, Yeyé Kumbé, que se yergue altivo frente a él y lo amenaza con una espada. Grita desesperadamente, y con su grito despierta a Yadira, quien piensa tristemente que su padre está volviendo a tener sus pesadillas habituales. Kenia, también en su cama, simplemente sonríe. Montiel corre aterrorizado por los pasadizos de la casa y termina por toparse con Kalimán aunque para entonces Yeyé Kumbé ha desaparecido. Muy alterado, Montiel revela que el espectro viene todas las noches a atormentarlo. Yadira y Kenia pronto los descubren, y aunque Yadira inicialmente se muestra sorprendida de que Kalimán esté ahí termina por aceptar sus explicaciones. Kalimán intenta de nuevo convencerla de que le explique sus temores, pero es interrumpido por Kenia quien insiste en llevarse a Montiel a sus habitaciones e insta a Kalimán a irse. Yadira está de acuerdo con la mujer, pero le susurra a Kalimán al oído que ella misma lo buscará al otro día. Con esto Kalimán y Solín aceptan irse.

Al otro día Kalimán y Solín acuden al cementerio de Santa Rosa donde Boni los espera para informarlos del asesinato del profesor Galo ocurrido el día anterior. Kalimán, muy preocupado, le revela a ella y a Solín que Galo y Montiel eran viejos amigos y compañeros de aventuras, en otras palabras la locura de Montiel y la muerte de Galo bien podrían estar relacionadas. Insiste en visitar la casa de Galo para buscar pistas, pero cuando Boni lo lleva allí descubre sorprendida que el cadáver del profesor ha desaparecido. Kalimán se da a la tarea de investigar los alrededores de la casa y descubre el bolígrafo con el que Galo escribió el plano que le entregó a Boni y una serie de huellas que conducen a la casa del sepulturero del cementerio. Intrigado se dirige hacia allí y pronto descubre el ataúd de Makala, que le llama la atención por tener labradas figuras de ritos vudúes. Boni acusa a un cadáver viviente del asesinato de Galo y así Kalimán decide abrir el ataúd para investigar su contenido, pero antes de que logre hacerlo es amenazado por el sepulturero, quien furioso lo amenaza con su pala. Kalimán lo hipnotiza y le hace creer que la pala se ha convertido en serpiente, y luego lo interroga acerca de la muerte de Galo, pero el sepulturero no revela nada. Kalimán decide entonces abrir el ataúd aún contra las objeciones del sepulturero, pero cuando lo hace descubre que está vacío. Sabiendo que si se queda a buscar el plano de Galo será vigilado por el sepulturero Kalimán decide irse y regresar más tarde, cuando el hombre duerma.

Preocupado por la intrusión de Kalimán el sepulturero llama por teléfono al inspector Ferret para enterarlo de la visita, y este a su vez se lo comunica a la Araña Negra. Ante la insistencia del criminal Ferret decide acabar con Kalimán de una vez por todas, y sabiendo que no está en su hotel se dirige allí y deja una bomba escondida en su habitación.

Kalimán y Solín pasan la tarde en el sitio donde vive Boni, un pequeño barco pesquero convertido en vivienda y anclado en el puerto de la ciudad. Cuando llega la noche Kalimán decide regresar al cementerio, pero les ordena a Solín y a Boni no acompañarlo. Mientras Kalimán inicia su investigación en el cementerio Solín se dedica a contarle sus aventuras a Boni, que escucha interesada en la cubierta del pequeño barco.

Yadira Montiel mientras tanto intenta ponerse en contacto telefónico con Kalimán, pero no logra localizarlo. Preocupada se instala junto a su padre e intenta consolarlo, pero Montiel parece haber perdido el juicio y la trata como a una extraña. Kenia termina llevándoselo a sus habitaciones y vuelve a inyectarlo con lo que dice es un potente narcótico que lo ayudará a dormir.

Leyendo los datos del plano de Galo Kalimán pronto descubre la estatua de Mamá Borike, y excavando a sus pies encuentra el diario del profesor. Sin embargo el sepulturero se da cuenta de su presencia y decide hacerse con el diario. Para lograrlo busca a Makala, que yace escondido en otra parte del cementerio, y luego de despertarlo le ordena atacar a Kalimán. Sobreviene una feroz pelea entre un Kalimán que descubre por fin al cadáver viviente y Makala, e inicialmente Kalimán lleva las de ganar. Sin embargo en medio de la pelea y mientras Kalimán está distraído el sepulturero se acerca a sus espaldas y le da un potente golpe en la cabeza con su pala. Kalimán queda inmediatamente sin sentido, y así el sepulturero se hace con el diario de Galo y procede a enterrar a Kalimán en una de las fosas del cementerio.

En la casa de Montiel Kenia atiende al millonario, y cuando él se queja de que todas las noches el espíritu de Yeyé Kumbé viene a atormentarlo, la mujer le responde que tal vez dejaría de hacerlo si él revelara el sitio exacto donde él y Galo descubrieron una mina de oro. En medio de su delirio Montiel comenta que él y Galo bucaron la mina durante muchos meses en las selvas de la isla y al fin la encontraron. Galo fue quien lo convenció a entrar en la mina, siempre alentándolo a continuar y desoyendo las leyendas locales, y así ambos causaron la ira del dios nativo Yeyé Kumbé. Kenia le pregunta una vez más acerca del sitio exacto donde está localizada la mina, pero cuando Montiel le reponde que no lo recuerda vuelve a inyectarlo con una droga. Minutos después Montiel cae en un sopor lleno de pesadillas y grita desesperadamente. Yadira escucha desde otra habitación los gritos de su padre, y preocupada vuelve a intentar llamar por teléfono a Kalimán. No logra ponerse en contacto con él, y de pronto, cuando se da vuelta, descubre a alguien oculto tras los cortinajes de su habitación. Resulta ser el criado nativo Gurú, y cuando ella lo interroga acerca de lo que hace, él responde que quiere vigilarla atentamente. Yadira decide no comentar más el asunto y encarga al criado de ir a buscar a Kalimán personalmente.

Mientras tanto el sepulturero llama por teléfono a Julius Ferret y le informa que logró asesinar a Kalimán. Muy entusiasmado el inspector de policía va al cementerio, y aunque lamenta el hecho de que no puede ver personalmente el cadáver de su enemigo habiéndolo ya enterrado el sepulturero, se alegra mucho de lo ocurrido. El sepulturero le pide más dinero por sus servicios y Ferret se niega a dárselo, así que cuando Ferret pregunta por el diario de Galo el sepulturero decide mentir y dice que no lo tiene. Ferret se aleja decidido a informar de lo ocurrido a la Araña Negra mientras el sepulturero, muy enfadado, contempla la posibilidad de quemar el diario que no puede leer por ser analfabeta.

Kalimán recupera el conocimiento bajo tierra y dándose cuenta de su situación decide ponerse en contacto telepático con Solín. El niño lo escucha en el barco pesquero de Boni, y aunque la muchacha no entiende en absoluto lo que sucede, después de oir las historias que Solín le ha contado decide acompañarlo a una de sus aventuras. Los dos jovencitos corren al cementerio, donde Solín pronto descubre la tumba recientemente excavada bajo la cual yace Kalimán. El muchacho empieza a excavar mientras Boni lo mira atónita, pero los dos son pronto descubiertos por el sepulturero. Solín, astuto, dice que quiere recuperar las valiosísimas joyas del cadáver de su amigo, la esmeralda de su turbante y rubíes y zafiros de su daga, y con esto logra despertar la ambición del sepulturero quien decide ayudarlo a excavar evidentemente con la intención de asesinar a los niños luego. Cuando abren el ataúd de Kalimán, éste abre los ojos y ataca al sepulturero, quien sorprendido es vencido fácilmente. En medio de su terror el sepulturero implora piedad diciendo que sólo obedecía órdenes, pero cuando Kalimán le pregunta acerca del paradero de Makala y del diario de Galo, y especialmente acerca de la identidad de su jefe, el malhechor tiene una crisis cardíaca y muere sin que Kalimán logre evitarlo. Solín propone entonces buscar el diario de Galo inmediatamente, pero Kalimán prefiere dar parte a la policía de la muerte del sepulturero primero. Cuando Kalimán, Solín y Boni abandonan el cementerio Makala sale de su escondite, se apodera del cadáver del sepulturero y lo tira a un pantano que se convierte en su tumba.

Esa noche el inspector Julius Ferret decide hacer una visita sorpresa en casa del señor Montiel. Allí encuentra a Yadira muy alterada por el sonar constante de los tambores vudúes, y también él sugiere que quizá si Montiel revelara el sitio exacto donde descubrió la mina de oro los tambores se aplacarían. Yadira dice no saber nada al respecto, y en ese momento se oyen los gritos desesperados de Montiel en el piso superior luchando contra el dios pagano Yeyé Kumbé. Cuando llegan junto a Montiel ni Ferret ni Yadira ven a Yeyé Kumbé, pero Montiel está postrado por el terror. Ferret vuelve a preguntarle acerca de la mina, pero Montiel repite que no recuerda dónde está y que fue Galo quien insistió ignorar las advertencias de Yeye Kumbé y profanar el lugar. Eventualmente Kendra llega junto al enfermo y vuelve a narcotizarlo con una inyección. De regreso en el piso inferior Ferret le ofrece a Yadira no solo la ayuda incondicional de la policía sino también su amor. Yadira, estupefacta, no está en absoluto interesada y dice que primero quiere hablar con Kalimán. Ferret responde que éste ha desaparecido, mucho teme él que haya sido asesinado, y luego se lanza contra la muchacha intentando besarla. En ese momento Kalimán entra en el recinto acompañado del criado Gurú, quien evidentemente logró encontrarlo antes de que regresara a su hotel. Ferret, muy sorprendido, constata que el sepulturero o le mintió o fue engañado y poco falta para que revele su culpabilidad ante Kalimán. Sin embargo logra controlar su sorpresa termina marchándose muy preocupado por lo que será la reacción de la Araña Negra cuando se entere de que su enemigo sigue vivo.

Yadira le revela a Kalimán lo que sucede en la casa: la magia negra y el vudú se han ensañado contra su padre y contra ella misma, y ella cree estar en peligro de muerte. Kalimán, preocupado, le revela a la muchacha el asesinato del profesor Galo, amigo íntimo de su padre, y la existencia del diario de Galo que él piensa buscar al otro día en el cementerio de Santa Ana. De pronto Kalimán deja de hablar, se dirige a la puerta de la habitación y la abre súbitamente, revelando tras ella a Kendra inclinada y escuchando. Kalimán, muy enfadado, le dice a Yadira que esa mujer es peligrosa, y Yadira responde que es una enfermera de confianza contratada por el mismo Montiel, ella no tiene derecho de despedirla. Gurú, por el contrario, es un criado de ella, y a él sí le tiene absoluta confianza. Kenia asegura que Montiel duerme por los efectos del narcótico suministrado minutos antes así que Kalimán decide despedirse por esa noche, pero le promete a Yadira regresar al otro día; luego sale de la casa y se reúne con Solín y Boni que esperan en un taxi. Los tres se dirigen entonces de vuelta a su hotel sin darse cuenta que Ferret ha regresado y los espera oculto para vigilarlos. Por ser tarde en la noche Kalimán le ofrece a Boni la posibilidad de dormir en el hotel, y la chiquilla acepta encantada, pero cuando entran a su habitación Solín activa accidentalmente el mecanismo de la bomba plantada por Ferret antes ese día. Kalimán logra escucharla a tiempo, y aunque no logra impedir que estalle sí logra salvar su propia vida y la de sus amigos.

Cuando Ferret escucha el estallido piensa que por fin ha logrado acabar con su enemigo y decide ir personalmente a investigar lo ocurrido. Termina encontrándose cara a cara con Kalimán, Solín y Boni, que sobreviven ilesos. La presencia del policía en el hotel tan pronto después del estallido y a tan altas horas de la noche es altamente sospechosa, así que Kalimán empieza a sospechar de él.

Al otro día Kalimán y Solín llegan a la casa de Montiel a la hora del desayuno, y Yadira los recibe encantada. Kalimán le dice a la muchacha que podría protegerla mejor hospedándose en la casa, y Yadira inmediatamente lo invita a quedarse. Kendra no está en absoluto de acuerdo con esta desición, y alejándose le dice a Gurú que Kalimán es solamente un aventurero que quiere enamorar a Yadira para quedarse con la fortuna de los Montiel, y que una vez Kalimán logre su objetivo lo echarán a él, a Gurú, a la calle. Con esto logra enfadar al criado, quien decide esperar alguna oportunidad para lograr que Kalimán se marche.

Al mismo tiempo, en otra parte de la ciudad el inspector Ferret se entrevista con la Araña Negra, quien se ha enterado por los periódicos de que Kalimán sigue vivo. Furioso amenaza de muerte a Ferret, pero el policía le responde que seguramente le es más útil vivo que muerto. La Araña Negra termina por aceptar ese argumento pero insiste en planear ahora él mismo los detalles de cómo acabar con Kalimán. Su idea es cebarse inicialmente en Solín, pues atacando al niño tendrán a Kalimán a su merced.

Esa tarde Kalimán y Solín regresan al cementerio en busca del diario del profesor Galo. Lo primero que examinan es la casucha ahora abandonada del sepulturero, pero ahí no encuentran nada. Sin embargo el zombi Makala se da cuenta de su presencia, y mientras Kalimán examina las cosas del sepulturero el cadáver viviente se apodera de Solín y sale corriendo hacia los pantanos. Kalimán pronto se da cuenta de la desaparición de su amigo y descubre las grandes huellas de Makala, así que logra lanzarse en su persecución inmediatamente y sin darle tiempo a Makala de alejarse demasiado. El cadáver viviente es fuerte pero no veloz, así que Kalimán termina dándole alcance. Sobreviene una feroz pelea en la que Kalimán termina imponiéndose lanzando a Makala a un pantano en el que se hunde. Kalimán y Solín regresan ilesos al cementerio y terminan encontrando el diario, y después de algún tiempo Makala logra salir del pantano; ahora conoce a Kalimán y le ha tomado un profundo odio.

La Araña Negra empieza a preocuparse seriamente acerca de la presencia de Kalimán en la isla, y desconfiando de la habilidad del inspector Ferret para acabar con él contrata los servicios de otra persona que él sabe podría ayudarle: Yuka, una vieja bruja que conoce todos los secretos del vudú. Lo primero que la anciana hace después de ser contratada es una muñeca de trapo con la figura de Kalimán que atraviesa con alfileres especiales, y a muchos kilómetros de ahí, a bordo del barco pesquero que sirve de vivienda a Boni, Kalimán siente una extraña sensación de malestar que no sabe explicar. Está allí porque ha llevado a la chiquilla de vuelta a su casa, y cuando le muestra el diario que encontró en el cementerio comprueba que efectivamente es el de el profesor Galo; la chica vio a su amigo escribiendo en él muchas veces. Kalimán no quiere que Boni se vea implicada en más peligros así que la deja en su casa y se aleja con Solín en dirección a la casa de Montiel.

Al mismo tiempo Yadira recibe una vez más una visita del inspector Ferret, quien ahora insiste en que Kalimán no debe hospedarse con ellos porque evidentemente alguien está intentando asesinarlo y su presencia con los Montiel los pone en peligro a todos. Yadira escucha al policía atentamente, pero ahora le tiene una intensa antipatía y decide no acatar sus palabras. Ferret va enardeciéndose cada vez más y termina por tomar a Yadira entre sus brazos. Kalimán lo sorprende por segunda vez en esa posición, y Ferret, furioso, le expone las razones por las que él piensa que debería abandonar la casa de Montiel. Kalimán sin embargo no está de acuerdo: es más importante proteger la vida del señor Montiel y la de Yadira; él mismo, Ferret, como policía debería concentrarse en encontrar a los asesinos que han estado intentando matarlo. Ferret replica que como autoridad debe estar informado de todo lo que Kalimán haga, y este si bien accede a decírselo, en realidad calla. Solín sin embargo comete una indiscreción y revela que esa mañana han encontrado un diario. Kalimán lo hace callar con una mirada severa, y aún las preguntas insistentes de Ferret no logran hacerlo hablar más. Ferret decide entonces marcharse y sale de la casa furioso, pero se pone inmediatamente en contacto con la Araña Negra y le revela que Kalimán parece estar en posesión del diario secreto de Galo que ellos han estado buscando. La Araña Negra decide entonces encargarse él mismo del secuestro de Solín y de recuperar el diario.

En la casa Kalimán le revela a Yadira que tiene el diario de Galo en su poder mientras Kenia oculta bajo una escalera lo escucha todo. Kalimán se retira a sus habitaciones y empieza a leer el diario, constatando que se trata de un plano detallado que revela la localización exacta de la mina de oro en medio de la tupida selva del interior de la isla. Un grito desesperado de Montiel lo saca de su lectura, y luego de dejar a Solín encargado de vigilar el diario se lanza escaleras arriba a ayudar a su amigo. Montiel ha visto de nuevo la figura fantasmal de Yeyé Kumbé y está postrado por el terror, así que Kalimán decide hipnotizarlo para intentar ayudarlo. Antes de continuar, sin embargo, insiste en que Kenia debe abandonar la habitación para que no escuche los secretos de su amigo; Yadira por el contrario puede quedarse. Kenia sale de la habitación muy a regañadientes, pero se instala al otro lado de la puerta para intentar escuchar lo que Montiel tenga que decir.

La Araña Negra ha escogido esa noche para iniciar su ataque y merodea mientras tanto por los jardines de la mansión. Localiza a Solín fácilmente a través de un ventanal y decide trepar por los muros de la casa para atacarlo. Solín sin embargo escucha ruidos extraños, y preocupado decide esconder el diario colocándolo en la biblioteca de Montiel en medio de centenares de libros parecidos. Minutos después la Araña Negra está frente al niño, quien así descubre que se las están viendo con uno de los enemigos más despiadados de Kalimán. Solín no tiene manera de enfrentarse a él y termina siendo capturado, pero la Araña Negra no logra encontrar el diario. Temiendo ser descubierto el criminal termina yéndose llevando al niño prisionero pero sin haber encontrado el diario.

Por medio de la telepatía Solín logra avisarle a Kalimán lo que sucede, y éste interrumpe inmediatamente su experimento con Montiel y se lanza escaleras arriba para intentar rescatar a su amigo. Sin embargo llega demasiado tarde y la Araña Negra logra escapar y perderse en la noche. Kalimán pronto descubre el diario de Galo escondido entre los libros de Montiel, y razonando que si los malhechores que atacaron a Solín hubieran querido matar al niño lo habrían hecho ya, decide asumir que se trata de un secuestro y esperar a que los secuestradores se pongan en contacto con él.

La Araña Negra golpea a Solín para dejarlo sin sentido y lo lleva a un refugio en la costa de la isla donde lo mete en el interior de una boya flotante que ancla en medio del mar. Coincidencialmente Boni en su barco-vivienda descubre al extraño personaje llevando la boya al mar, pero no puede imaginar que su amigo Solín está prisionero dentro. Sin embargo intrigada decide vigilar al personaje a quien considera un contrabandista.

Más tarde esa noche la Araña Negra llama por teléfono a Kalimán y le dice que el precio del rescate de Solín es el diario del profesor Galo, mismo que deberá llevar esa misma noche a un lugar específico en los muelles de la ciudad. Kalimán acepta sin reconocer la voz de su enemigo, pero decide engañar a los malhechores y en vez del diario decide llevar un cuaderno en blanco al sitio que se le indica. La Araña Negra mientras tanto se comunica con el inspector Ferret y le ordena ser él quien se apodere del rescate. El policía cumple las órdenes, y cuando recoge el diario no se percata de que es un engaño. Kalimán lo espera oculto entre las sombras y así confirma sus sospechas de que el policía es un miembro de la banda de criminales. Decide seguirlo para averiguar la identidad de su jefe, y cuando Ferret regresa a su vehículo Kalimán se ase a la parte trasera del mismo y es llevado al refugio de la Araña Negra en la ciudad.

Cuando la Araña Negra constata que Ferret fue engañado se ensaña contra él y lo golpea fuertemente en la cara. De repente el sistema de alarmas del refugio empieza a sonar y los criminales descubren que su enemigo los ha localizado. La Araña Negra pone en funcionamiento un sistema de trampas del refugio diseñado para capturar intrusos, y eventualmente Kalimán queda encerrado en un cuarto de paredes metálicas. La Araña Negra se presenta ante él y revela así que es el jefe máximo de los criminales, y cuando Kalimán le pregunta por el paradero de Solín, el criminal se lo revela pensando que Kalimán nunca saldrá vivo del refugio. Luego utiliza gas venenoso para acabar de una vez por todas con su enemigo y Kalimán cae al suelo aparentemente vencido. Viendo a Kalimán inmóvil, la Araña Negra y Ferret piensan que ha muerto y regresan a los muelles, abordan una lancha y desamarran la boya donde está prisionero Solín dejando al niño a la deriva en el mar. Boni los vigila desde su barco pero no tiene manera de comprender el significado de lo que sucede.

Kalimán escapa de su trampa utilizando los cables de electricidad de una de las lámparas del techo para causar un corto circuito en una de las puertas que lo aprisionan; cuando esta se abre sale inmediatamente del refugio y corre hacia los muelles para intentar rescatar a Solín. Boni pronto lo descubre, y cuando se entera de lo que busca Kalimán es ella quien le da indicaciones acerca del sitio exacto donde está la boya que contiene a Solín. Con esa información Kalimán localiza fácilmente al niño y logra rescatarlo.

La Araña Negra mientras tanto lleva a Ferret a la casa de los Montiel para que recupere el diario de una vez por todas. Mientras la Araña Negra se pierde entre las sombras del jardín el policía se presenta ante Gurú y le ordena franquearle el paso a pesar de que son altas horas de la noche. Una vez dentro de la mansión se dirige a la habitación del señor Montiel donde encuentra a Yadira cuidando a su padre, y ante la sorpresa de la muchacha le dice que debe registrar las habitaciones de Kalimán para localizar el diario de Galo. Yadira, estupefacta, le dice que no tiene derecho a eso, y Ferret le responde que él mismo es la ley y que ahora que Kalimán ha muerto no hay nadie que pueda impedírselo. Sólo entonces Yadira comprende que se las está viendo con un criminal.

Ferret empieza el registro mientras Yadira, furiosa, se apodera de un arma y va a las habitaciones de Kalimán para ordenarle al policía salir de la casa. Para entonces el policía ha encontrado el diario, y cuando Yadira lo amenaza él la mira burlón, amaga con entregarle el diario y de un manotazo la desarma. Yadira cae al suelo mientras Ferret se apodera de su arma y le informa que ahora deberá matarla para que no pueda revelar que él es un criminal. Está a punto de hacerlo cuando descubre una sonrisa en el rostro de su supuesta víctima: Kalimán ha llegado justo a tiempo y confronta al policía. En la pelea que sobreviene Kalimán se impone fácilmente, y teniendo a Ferret a su merced se dispone a interrogarlo. Sin embargo la Araña Negra ha visto a Kalimán llegar, y temiendo que su cómplice pueda revelar detalles comprometedores acerca de sus planes dispara contra Ferret antes de que pueda hablar. El policía cae muerto acribillado por las balas mientras la Araña Negra corre de regreso a su carro y se lanza a través de la reja de la mansión logrando escapar sin que Kalimán pueda impedirlo.

Al otro día Yadira llama a la policía para entregarles el cadáver de Ferret, a quien tanto ella como Kalimán tachan de criminal. Kalimán mismo lleva a la policía al refugio de la Araña Negra que descubrió, pero desde un lugar cercano el criminal vigila, y mientras los policías examinan su refugio lo hace estallar por medio de bombas controladas a distancia. Muchos policías mueren en el incidente. Kalimán regresa a la mansión de Montiel para continuar leyendo el diario, y allí es vigilado constantemente por la enfermera Kenia. La Araña Negra mientras tanto le hace una segunda visita a la bruja Yuka, quien le asegura que está ¨curando¨ el muñeco de trapo que representa a Kalimán y que muy pronto lo atacará usando sus poderes de vudú.

Esa noche mientras Kalimán lee Yuka clava un alfiler en el muñeco de trapo que lo representa. Kalimán siente inmediatamente un fuerte dolor en su cabeza que lo hace perder el sentido. Cuando se desploma de su silla es descubierto en ese estado por Kenia, quien en vez de hacer algo por ayudarlo fija su atención en el diario que Kalimán ha dejado caer. Se dispone a apoderarse de él cuando es interrumpida por Solín, quien presuroso viene a ayudar a su amigo. Kenia se esconde tras pesados cortinajes sin que el niño pueda verla, y cuando pocos minutos después Kalimán recobra el sentido la enfermera descubre el sitio donde mantiene guardado el diario.

Una vez recuperado, Kalimán visita a su amigo Montiel en su habitación y allí descubre que tanto él como Yadira esperan aterrorizados la llegada de la noche y la visita de Yeyé Kumbé. Sorprendido Kalimán constata que también Yadira ha visto a Yeyé Kumbé, y así decide esperar su visita esa noche en la habitación de Montiel para protegerlos a ambos y descubrir de una vez por todas el misterio acerca de las visitas del dios nativo.

Al mismo tiempo la bruja Yuka visita el cementerio de Santa Rosa y ayudada por un tambor nativo hace salir a Makala de su tumba. Desde la casucha ahora abandonada de su amigo el profesor Galo también Boni escucha el tambor e intrigada sale a investigar. Descubre a Makala acercándose a Yuka y a ésta mostrándole un amuleto sagrado, un collar con el colmillo de un tigre que atemoriza muchísimo al cadáver viviente porque según dice Yuka significa la muerte definitiva para él. Sin embargo la bruja guarda el amuleto y le ordena al cadáver viviente seguirla a su casa y obedecer sus órdenes. Una vez Yuka y Makala salen del cementerio, Boni decide ir a la mansión de Montiel a revelarle a Kalimán lo que ha visto.

En otra parte de la ciudad la Araña Negra ha preparado otro refugio secreto y allí estudia los planos de la mansión de Montiel. Decide atacar esa misma noche y apoderarse de una vez por todas del diario, y como arma prepara cápsulas de gas que puede disparar con su pistola.

En la casa Kenia le da órdenes al criado Gurú de que deje sin alimentar al perro guardián de Montiel; según ella teniéndolo hambriento será más feroz y atacará a quien ose aproximarse a la mansión a través de los jardines. Boni sin embargo los vigila, y antes de que Gurú deje libre al perro se escabulle y logra llegar hasta una terraza donde Solín lee entretenido. Boni llama su atención y le revela la entrevista de Yuka con Makala, y los dos chiquillos deciden ir a la choza de la bruja olvidándose de informar a Kalimán. Cuando llegan allí descubren a la bruja dándole instrucciones al cadáver viviente: deberá acercarse a la ¨casa grande¨ de las afueras de la ciudad y secuestrar a una persona cuya fotografía le muestra: Yadira. Solín y Boni no están lo suficientemente cerca para enterarse de la identidad de la persona que será secuestrada, así que una vez Makala sale a cumplir su misión Solín decide buscar una oportunidad para entrar a la choza de la bruja y mirar de cerca la fotografía con el objetivo de poder impedir el secuestro.

Cuando llega la noche, Kalimán decide esperar la llegada de Yeyé Kumbé en la habitación de Montiel, pero como no quiere poner en peligro la seguridad de Yadira le ordena retirarse a su habitación como lo hace normalmente. La Araña Negra mientras tanto también ha llegado a la mansión, y habiendo estudiado los planos de la casa descubre un pasadizo secreto que conduce a las cercanías del río. Se introduce por ahí, y así logra burlar la vigilancia tanto de Gurú como del perro de Montiel.

En el interior de la casa Kenia se percata de que todos están en sus respectivas habitaciones y decide que ese es el momento de apoderarse del diario. Sube a la biblioteca y forzando con una daga la cerradura del armario donde vio a Kalimán colocarlo se apodera de él. Kalimán sin embargo escucha a alguien merodear en la biblioteca y se lanza escaleras arriba para averiguar quién es. Aunque se da cuenta inmediatamente del robo del diario, Kenia logra evadirlo escondiéndose tras las cortinas. Mientras Kalimán corre hacia los jardines intentando atrapar al ladrón, Kenia se pone su traje de viaje, saca su equipaje y se dispone a abandonar la casa. En el preciso momento en el que cruza el vestíbulo de la mansión la Araña Negra abre la trampilla que da paso al pasadizo secreto y que desemboca precisamente allí. Kenia y la Araña Negra se ven de pronto frente a frente, y el criminal descubre inmediatamente que la mujer tiene el diario de Galo en sus manos. Sin dudarlo un instante se lanza contra ella, la estrangula sin dificultad y luego de apoderarse del diario vuelve a entrar al pasadizo secreto. Kalimán escucha el grito de muerte de la mujer, y cuando llega al vestíbulo descubre su cadáver vestido con ropas de viaje y agarrando entre sus manos una página del diario robado.

No tiene tiempo de investigar mucho más, porque en ese momento empiezan a oirse tambores nativos y los gritos de Montiel que salen de su habitación. Kalimán se lanza escaleras arriba y cuando abre la puerta de la habitación de su amigo lo descubre enfrentando a Yeyé Kumbé, quien resulta no ser un espectro sino una persona de carne y hueso. Viéndose descubierto el falso espectro inicialmente intenta enfrentarse a Kalimán, pero cuando se da cuenta que nunca lo vencerá decide escapar. Ante la mirada atónita tanto de Montiel como de Kalimán parece esfumarse en la nada, y aunque Kalimán inicialmente se muestra muy desconcertado, una vez investiga descubre una segunda puerta al sistema de pasadizos secretos que existe bajo la mansión; el falso espectro los ha estado utilizando todo ese tiempo para visitar y atemorizar a Montiel ayudado con un tocadiscos que produce sonidos de tambores, y Montiel, confundido por alucinógenos que le había estado administrando Kenia, no se había dado cuenta del engaño.

Kalimán decide seguir al falso Yeyé Kumbé a través del pasadizo sin saber ninguno de los dos hombres que también la Araña Negra merodea por allí. El falso Yeyé Kumbé es quien primero se encuentra con el criminal, y aunque la Araña Negra no sabe de quién se trata decide no dejar testigos de su presencia y lo mata de un puñetazo que le inocula el veneno que siempre lleva en su anillo. El grito de muerte del falso Yeyé Kumbé resuena en los pasillos y atrae a Kalimán, quien luego de descubrir su cadáver marcado con la huella inconfundible de la Araña Negra descubre que el criminal todavía está ahí. Los dos hombres terminan enfrentándose, pero cuando Kalimán se lanza sobre su enemigo éste le dispara los gases venenosos de su pistola. En la confusión la Araña Negra logra escapar y Kalimán no tiene más alternativa que regresar a la mansión para evitar ser envenenado. Cuando llega a la habitación de Montiel les muestra a él y a Yadira parte de los ropajes del falso Yeyé Kumbé y les explica lo que ha estado sucediendo.

Mientras tanto Boni y Solín vigilan a la bruja Yuka, quien inicia un nuevo ataque contra Kalimán utilizando su muñeco embrujado y sus conocimientos de vudú. Cuando la bruja clava alfileres en el muñeco, Kalimán en casa de Montiel siente un poderosísimo dolor en su cerebro que lo incapacita. Solín se da cuenta de que el muñeco tiene un asombroso parecido con Kalimán y decide intervenir, pero para eso tiene que esperar un momento oportuno.

Mientras tanto también Makala ha llegado a la mansión de Montiel, y cuando el perro guardián se lanza sobre él no tiene problema en matarlo de un golpe. Yadira mientras tanto busca desesperadamente a Gurú para pedirle ayuda en relación a los fortísimos dolores de cabeza de Kalimán, pero cuando sale al jardín en vez de encontrar al criado encuentra al cadáver viviente que se lanza sobre ella. La muchacha se desmaya dando un grito, y Makala la toma en sus brazos y se aleja con ella. Gurú alcanza a oir los gritos, pero cuando busca a su ama solo encuentra uno de sus zapatos entre la hierba.

En la choza de Yuka la bruja sale un momento a buscar más hierbas para continuar su hechizo, y Solín y Boni aprovechan ese momento para entrar, mirar bien la fotografía que Yuka le mostrara a Makala, y apoderarse del muñeco con la figura de Kalimán al que Solín inmediatamente le quita los alfileres. En la mansión de Montiel Kalimán inmediatamente se siente mejor, pero Solín y Boni están tan entretenidos con lo que hacen que no se dan cuenta que Yuka regresa y los sorprende en su choza. Boni salta ágilmente por una ventana y se pone a salvo sin mayores problemas, pero Solín está empeñado en tirar el muñeco de Kalimán al fuego y por eso tiene más dificultad en escapar. Eventualmente logra hacer ambas cosas, y junto a Boni inicia una loca carrera hacia los pantanos. La anciana Yuka no tiene ninguna posibilidad de alcanzarlos corriendo, pero aún así se lanza tras ellos lo más rápido que puede. Boni conoce bien los pantanos y pone buen cuidado en pisar siempre en firme, pero Solín no es del lugar y en un momento dado cae en un pantano de tierras movedizas. Boni intenta salvarlo utilizando una rama, pero es alcanzada por Yuka quien se lanza contra ella con un machete. Boni no tiene otra alternativa que esconderse entre la maleza mientras Yuka concentra su atención en Solín. Inicialmente quiere dejarlo morir, pero pensándolo mejor decide salvarlo pensando que le será más útil vivo que muerto. Con eso recoge la rama que estaba usando Boni y se la ofrece a Solín, quien así logra salir del pantano. Sin embargo la bruja no espera a que el niño se recupere sino que inmediatamente le da un fuerte golpe en la cabeza que lo hace perder el sentido y luego lo arrastra hacia su choza. Boni ha visto todo lo que ha pasado oculta en la maleza y decide regresar corriendo a la mansión de Montiel para informar a Kalimán, pero cuando ya va llegando a la casona descubre asombrada a Makala llevando a Yadira en brazos. El cadáver viviente no llega a verla, y así la muchacha tiene oportunidad de llegar hasta la mansión sin más problemas y de informar a Kalimán de la suerte de sus dos amigos. Kalimán mientras tanto se ha recuperado completamente del ataque de Yuka, y luego de entrevistarse con Boni decide abandonar inmediatamente la mansión y dejar a Montiel a cargo de Gurú.

Makala lleva a Yadira a la choza de Yuka y allí se entrevista con la bruja, quien le ordena llevársela a sus dominios en los pantanos y mantenerla prisionera allí. Solín, atado en un rincón de la choza, alcanza a oír la conversación y así se entera no solo del destino de Yadira sino de que la motivación de Yuka es una venganza contra Montiel por haber profanado la mina de oro dedicada al dios nativo Yeyé Kumbé. Cuando Makala se va, Yuka regresa a la choza y decide atormentar a Solín lanzando una bandada de búhos contra él. Kalimán y Boni alcanzan a oir los gritos del niño y corren hacia la choza, pero cuando llegan Yuka los descubre y lanza una tea encendida contra su propia choza que inmediatamente estalla en llamas. Kalimán entra a la choza a rescatar a Solín, pero mientras tanto Yuka logra huir a los pantanos sin que Boni pueda impedirlo. Una vez a salvo Solín le relata a Kalimán lo que alcanzó a escuchar estando prisionero. Kalimán decide dejar escapar a Yuka y lanzarse en persecución de Makala para rescatar a Yadira, pero cuando descubre sus huellas encaminándose al sur de la isla, Boni, aterrorizada, le dice que esa zona es prohibida y está poblada por cadáveres vivientes. Kalimán sin embargo insiste en rescatar a la muchacha, y cuando les pide a Solín y a Boni regresar a la mansión de Montiel los dos chiquillos responden que allí estarán a la merced de la venganza de Yuka. Kalimán acepta ese argumento, y así él, Solín y Boni se internan por los pantanos siguiendo las huellas de Makala.

En otra parte de la isla la Araña Negra ha estado estudiando el diario del profesor Galo y se ha enterado de la localización exacta de la mina de oro, un lugar en el corazón del norte de la isla en los terrenos de un grupo de nativos apodados los criollos. Conociendo la geografía del lugar el criminal sabe que será difícil llegar ahí y que tendrá que defenderse de los ataques de los nativos, así que decide organizar una expedición ayudado por hombres de confianza. Su lugarteniente es un nativo llamado Juko, quien en muy poco tiempo consigue organizar la expedición y contrata a tres buscadores de fortuna para que los acompañen, criminales llamados Ramiro, Bosco y Jano. Durante una entrevista con la Araña Negra Juko alcanza a ver el diario de Galo abierto en la página que tiene el mapa de con la localización de la mina de oro, y así se entera de que ese será su objetivo. La Araña Negra insiste en que se les pagará a él y a sus cómplices lo pactado y nada más, pero para entonces es demasiado tarde: la codicia de Juko se ha despertado y decide traicionar a la Araña Negra y quedarse con el tesoro de la mina.

En los pantanos Kalimán, Boni y Solín alcanzan a Makala cuando éste está a punto de entrar a las tierras de los cadáveres vivientes. Para llegar al lugar, el zombi pasa a pie sobre carbones ardientes que llevan al interior de un túnel, y cuando Kalimán descubre ésto no tiene más remedio que separarse de Solín y Boni; sus amigos lo esperarán a la entrada del túnel mientras él atravieza el camino ardiente controlando su dolor por medio del poder mental. Al otro lado del túnel Kalimán descubre que Makala se ha confundido entre decenas de cadáveres vivientes mientras que Yadira ha recuperado el conocimiento y constata aterrada su situación de prisionera de los zombis. Cuando Kalimán se da cuenta de la cantidad de enemigos contra los que tendrá que enfrentarse decide que no podrá utilizar la fuerza bruta sino la inteligencia para rescatar a la muchacha, así que se acerca a un zombi aislado y de un fuerte puñetazo lo hace perder el sentido. Luego se apropia de sus ropas, y tomando su identidad se une al cortejo que avanza en procesión custodiando a Yadira. Cuando la comitiva llega a un claro en la selva uno de los zombis ata a Yadira a un poste y con un cuchillo le hace una leve herida en forma de cruz en el pecho. Luego corta algunos de sus cabellos y prepara un extraño brebaje que le da a beber a la prisionera. Yadira pierde entonces el sentido mientras el rito vudú continúa por varias horas más. El objetivo de los cadáveres vivientes es robarle el alma a su prisionera, y parte del método para lograrlo incluye cubrirla con lo que ellos llaman el "manto de la muerte". Kalimán conoce el rito y ha estado esperando el momento en el que Yadira va a ser cubierta para rescatarla porque sabe que entonces los zombis se alejarán algunos metros y le darán más campo de acción. Cuando llega el momento todo sucede como había sido previsto por Kalimán, y éste logra desamarrar a la muchacha del poste sin ser visto. Para entonces Yadira ha empezado a recuperar el conocimiento, aunque se siente muy aturdida. Aprovechando que los zombis se han alejado Kalimán deja el manto cubriendo el poste donde estaba Yadira y se dirige a la entrada del túnel que lo llevará al exterior del valle de los zombis. Sin embargo descubre entonces algo que lo hace cambiar de planes: Solín y Boni han sido capturados por uno de los guardias a la entrada del túnel. Mientras el guardia lleva a sus nuevos prisioneros al centro del claro de los sacrificios, Kalimán deja a Yadira escondida en un sitio que considera relativamente seguro y regresa al claro a rescatar a sus amigos. Para entonces los cadáveres vivientes han descubierto la desaparición de Yadira y saben que extraños han llegado hasta su refugio. Solín y Boni son atados al mismo poste donde había estado Yadira antes, y uno de los zombis avanza contra ellos dispuesto a hacerles la misma herida en forma de cruz que le hicieron a ella. Sin embargo nunca pueden hacerlo: Kalimán decide intervenir causando un aparatoso incendio que inmediatamente abrasa los árboles secos del lugar. En pocos segundos el valle estalla en llamas, y Kalimán aprovecha la confusión para rescatar a Solín y Boni, regresar al sitio donde espera Yadira e iniciar una loca carrera hacia el túnel de los carbones ardientes. Para atravesarlo Kalimán no tiene otra opción que llevar a sus amigos en brazos en dos viajes, en el primero llevando a Yadira y en el segundo a Solín y a Boni. Eventualmente salen de las tierras de los zombis y guiados por Boni regresan a la mansión de Montiel.

Mientras tanto la Araña Negra se entrevista con Yuka en el cementerio de Santa Rosa. La bruja le relata lo sucedido entre ella y Kalimán y le dice que éste se internó en las tierras de los zombis y ya estará muerto. Aunque la Araña Negra no está demasiado convencido de ésto decide pagarle lo que le debe y dar por terminado su pacto con ella. Yuka recibe el dinero que se le debe, pero cuando la Araña Negra le dice hacia dónde se dirige lo mira con desconfianza. Poco tiempo después el criminal se reúne con Juko, Ramiro, Bosco y Jano e inicia su expedición utilizando dos camiones militares.

De vuelta en la mansión de Montiel Kalimán decide dejar a sus amigos a cargo de Gurú y lanzarse en persecución de la Araña Negra. La información suministrada por Solín y conseguida cuando estaba prisionero de Yuka lo hace pensar que ella estuvo aliada con el criminal, así que la primera parte de su investigación consiste en entrevistarse con la bruja. La encuentra fácilmente en el cementerio de Santa Rosa y consigue asustarla tanto que la mujer termina confesando lo que sabe acerca de los planes de la Araña Negra. Sin embargo a pesar de todas sus fechorías Kalimán decide no capturarla y dejarla en libertad después de advertirle que no tolerará más ataques contra él. Ésto probará ser un grave error, pues la bruja no tiene intenciones de dejar de atacarlo.

En la mansión de Montiel Yadira se dispone a acostarse a descansar cuando siente que la herida de su pecho empieza a arder y escucha en su cerebro tambores nativos que la hacen caer en una especie de estupor que domina su voluntad. Se levanta de la cama, y como una sonámbula se dirige a la salida de la casa. Solín y Boni la descubren e inmediatamente avisan a Gurú, pero cuando el gigante negro intenta detenerla la muchacha da muestras de tener fuerza sobrehumana y lo lanza al suelo con tal fuerza que lo hace perder el sentido. Solín y Boni miran estupefactos lo que sucede sin poder intervenir. Afortunadamente para todos en ese momento Kalimán regresa cuando Yadira está a punto de internarse por los pantanos y antes de ser atacado como Gurú pone en funcionamiento sus dotes de hipnotismo y logra contrarrestar los efectos del vudú en el cerebro de la muchacha. Yadira despierta y regresa a la casa confundida y muy asustada.

Kalimán decide partir al otro día en persecución de la Araña Negra, pues sabe que éste se dirige hacia la mina y conoce la localización de ésta por haber estudiado a fondo el mapa de Galo cuando lo tuvo en su poder. A Boni le pide regresar a su barco-vivienda para no exponerla a más peligros, pero decide llevar a Yadira consigo porque sabe que sólo él mismo puede contrarrestar la magia negra de los zombis; si deja a la muchacha en casa de Montiel ella eventualmente se sentirá compelida a regresar con sus captores. Montiel termina estando de acuerdo con los planes de Kalimán, y no solo pone un camión a su servicio sino que le entrega una esmeralda que tomó del ojo de la estatua de Yeyé Kumbé que vigila la entrada a la mina diciendo que tal vez le será útil. Kalimán acepta el regalo mientras Gurú escucha atentamente la conversación de los dos amigos escondido entre las sombras y sonriendo para sí. Esa misma noche una serpiente se lanza contra contra Kalimán durante una de sus habituales sesiones de meditación. Kalimán logra detenerla antes de ser mordido, pero en el ataque reconoce una advertencia de la bruja Yuka que así le avisa que no ha dejado de ser su enemiga. En la madrugada, antes de que Kalimán inicie su viaje, Boni sale a escondidas de la mansión y se esconde en una de las cajas con víveres que lleva el camión donde viajará Kalimán: no está dispuesta a perderse la aventura que se inicia. Pocas horas después Kalimán, Solín, Yadira y ahora también Boni inician el viaje hacia la selva.

Montiel se queda solo con Gurú en su mansión, y de repente empieza a escuchar tambores nativos que salen desde detrás de una puerta. Inicialmente piensa que los ataques de vudú se han reanudado, pero pronto descubre que quien toca el tambor es Gurú, quien ha cambiado radicalmente de actitud y se comporta de un modo muy extraño. Plantándose ante su jefe el gigante negro se descubre un antebrazo y en él Montiel descubre la marca de los adoradores de Yeyé Kumbé, la tribu criolla a quien pertenece la mina de oro. Luego Gurú explica que él mismo es un miembro de esa tribu, y que vino a trabajar para Montiel para tenerlo vigilado y atacarlo por medio del vudú en venganza por su profanación a la mina. Desafortunadamente para Montiel Gurú se ha enterado que tanto la Araña Negra como Kalimán conocen la localización de lo que él considera un templo sagrado, y para protegerlo y evitar más sacrilegios considera que ha llegado el momento de llevar a cabo su venganza contra Montiel. Diciendo ésto Gurú agarra a su jefe del cuello, lo levanta de su silla sin mayor esfuerzo, y lo estrangula. Montiel cae muerto a los pies de su antiguo criado, quien abandona la mansión y se interna por la selva en dirección a la aldea de los criollos.

En las selvas del norte de la isla los hombres de la Araña Negra han instalado un campamento para pasar la noche, pero a la primera oportunidad se dedican a beber whisky y la Araña Negra tiene que imponer disciplina a balazos. De repente Juko escucha un agudo silbido que inmediatamente reconoce como una señal de los criollos, quienes evidentemente los han descubierto. La Araña Negra no considera a la tribu como particularmente peligrosa ya que él mismo está excelentemente armado y dotado con mucha munición, así que se va a dormir aunque no sin antes organizar la guardia. A Jano y a Ramiro les corresponde el primer turno de vigilancia.

También Kalimán y sus amigos preparan su campamento en otro lugar no muy lejano. Yadira se comporta de un modo cada vez más extraño, quejándose de un dolor en el sitio en donde fue marcada por los zombies y mencionando un ritual que supuestamente tendrá lugar esa noche del que Kalimán no sabe nada. Solín mientras tanto se aleja para buscar leña, y en el camino de regreso escucha algo moverse en el interior del camión. Cuando se acerca a investigar descubre a Boni, quien así logra su objetivo de sumarse a la expedición.

Ya muy entrada la noche un grito aterrorizado de Ramiro despierta al resto del campamento de la Araña Negra, y cuando los hombres salen de sus tiendas de campaña descubren la cabeza de Jano colgada de un árbol. Juko, Bosco y Ramiro, aterrorizados, constatan que los criollos han iniciado su ataque y no permitirán que nadie se interne por sus territorios. La Araña Negra sin embargo no está dispuesto a retroceder, y cuando sus hombres amenazan amotinarse y regresar a la civilización, el criminal dispara a quemarropa contra Ramiro, matándolo en el acto. Juko y Bosco lo miran estupefactos y la Araña Negra les ordena disponer de los cadáveres ya que al otro día continuarán la expedición.

En el otro campamento Kalimán decide hacer un experimento de desprendimiento corporal para buscar a su eterno enemigo, la Araña Negra, así que encarga a Solín y a Boni vigilar su cuerpo y despertarlo con una campanilla de plata que les entrega ante cualquier señal de peligro. Una vez inicia el experimento no tiene ningún problema en localizar el campamento de su enemigo, y cuando encuentra a la Araña Negra estudiando el diario de Galo decide hacerle notar su presencia utilizando la telequinesis para hacer caer el diario de sus manos y lanzándolo a una hoguera. La Araña Negra, muy extrañado, logra salvar el diario de las llamas pero no logra entender lo sucedido.

Mientras Boni y Solín vigilan a Kalimán, las voces en el cerebro de la aparentemente dormida Yadira se hacen cada vez más fuertes, hasta que dominando la voluntad de la muchacha la instan a levantarse y a dirigirse caminando por la selva hacia el campamento de los zombis. Pronto es descubierta por un grupo de criollos, quienes ocultos en la selva también vigilan el campamento de Kalimán aunque sin atacar a la muchacha. Minutos después Boni descubre la desaparición de Yadira, y dejando a Solín cuidando a Kalimán se lanza tras ella. No tiene problema en encontrarla o aún en despertarla, pero en el camino de regreso al campamento las dos muchachas son atacadas por los criollos. Solín escucha sus gritos y haciendo sonar la campanita de plata llama a Kalimán, quien así regresa a su cuerpo. Los dos se lanzan hacia el sitio de donde salen los gritos de las dos mujeres, y allí Kalimán se lanza contra los atacantes criollos. Aún si su destreza en la lucha es muy superior a la de los criollos, Kalimán pronto se da cuenta de que la superioridad numérica de sus enemigos terminará por vencerlo así que decide utilizar sus poderes de hipnotismo y les hace creer a sus enemigos que se ha convertido en leopardo. Los criollos, estupefactos, retroceden y dejan a los cuatro amigos en libertad, aunque en ningún momento dejan de vigilarlos.

Mientras tanto, en otra parte de la isla la bruja Yuka se interna por los pantanos que llevan al valle de los cadáveres vivientes. Cuando llega allí un grupo de zombis se lanza contra ella, pero la mujer les muestra el amuleto del tigre rojo y con eso logra dominarlos. Les pide entonces que la guíen a la cabaña de un hombre llamado Casandro, y los cadáveres vivientes obedecen a regañadientes. Casandro resulta ser un extraño hechicero con el cuerpo cubierto completamente por tatuajes; sus ojos son anormales y parecen los de un pájaro, mientras que de su boca salen dos extraños colmillos que según Yuka tienen el veneno de una serpiente. Yuka le informa al extraño personaje que un hombre llamado Kalimán va en camino a profanar el templo sagrado de Yeyé Kumbé, es decir la mina de oro, y como ella misma no logró impedírselo ahora le pide su ayuda a él como guardián del lugar. Casandro acepta el encargo de Yuka, y cubriendo su cuerpo tatuado con un manto se pone en camino hacia la mina de oro para detener a Kalimán.

Cuando amanece tanto la expedición de la Araña Negra como la de Kalimán se ponen en camino a lo largo del río Santos hacia la Cascada de los Muertos, un lugar sagrado para los criollos cerca del cual está localizada la mina de oro. Los criollos intentan detener a ambos grupos por todos los medios posibles, pero la Araña Negra hace uso de su potente armamento para detenerlos y logra continuar su avance sin dificultad mientras Kalimán hace uso de sus poderes mentales. Separado de su enemigo por varias horas de camino Kalimán va descubriendo las huellas del paso del criminal por la zona: restos de sus campamentos y sobre todo los cadáveres de guerreros criollos. Eventualmente empieza a acortar la distancia que lo separa de su enemigo ya que la Araña Negra no sabe que es perseguido y no avanza particularmente rápido.

Gurú mientras tanto se acerca a su aldea ancestral, pero a pesar de ser originario de allí es capturado por un grupo de guerreros criollos que lo llevan amarrado ante su jefe. Sorprendido por lo que sucede Gurú tiene que explicarse y revela sus acciones en casa de Montiel. El jefe criollo lo escucha atentamente pero le dice que por haber vivido tanto tiempo entre el hombre blanco es ahora considerado como un renegado. Cuando Gurú le revela existencia de Kalimán, el jefe criollo insiste que él, Gurú, tendrá que matarlo si quiere ser aceptado nuevamente como miembro de la tribu. Gurú acepta la misión que se le encomienda y se lanza tras la pista de su enemigo a través de la selva.

Cuando llega la noche Kalimán monta de nuevo su campamento y utilizando su percepción extrasensorial descubre que un nativo los vigila, ningún otro que Casandro. Se acerca a él y le pregunta lo que hace, y Casandro revela sus tatuajes y le dice que es un brujo de la tribu de los criollos y que ellos no son bienvenidos en esas tierras. Kalimán responde que viene en son de paz y que no puede retroceder, pero recordando las palabras de Yuka Casandro piensa que Kalimán está intentando hipnotizarlo así que de un salto se aleja y se pierde en la selva. Desde lejos sin embargo continúa amenazando a los expedicionarios y advirtiéndoles que no les permitirá continuar su camino. Poco después Solín le pregunta a Kalimán por el significado de los tatuajes del brujo, y este responde que la creencia criolla es que los tatuajes le darán a quien los tenga la fuerza de los animales.

Ya cerca a la Cascada de los Muertos la expedición de la Araña Negra llega a un paraje aparentemente perfecto para acampar, pero cuando Juko intenta guiar el camión hacia allí descubre que se trata de un pantano y termina atascando el vehículo. Inicialmente la Araña Negra, Juko y Bosco hacen esfuerzos para desatascar el camión, pero con el correr de las horas se dan cuenta de que este se está hundiendo cada vez más y que terminará siendo engullido por el pantano. Los tres hombres deciden salvar lo que pueden del cargamento de la expedición, esencialmente balas y armas, e inician una larga caminata para intentar salir del pantano. Lograr esto prueba ser mucho más difícil de lo que ellos creen, pues solo pueden caminar en zonas muy restringidas. En un momento dado Bosco se separa un poco de sus compañeros y empieza a hundirse, y como los criminales no hacen nada para ayudarlo el criminal termina perdiendo la vida. La Araña Negra y Juko sí logran salir eventualmente de la zona pantanosa, pero pronto descubren que desde un principio han sido vigilados por un destacamento de nativos criollos que pronto empiezan a atacarlos. Los dos criminales responden a tiros y así logran continuar su avance.

En el campamento de Kalimán, Solín y Boni se alejan un poco para buscar leña, y Solín cae en una trampa preparada por Casandro que lo deja colgado de un árbol. Mientras que el niño intenta liberarse, el brujo se lanza contra Boni y por medio de hierbas que lleva ocultas en su mano la hace perder el sentido. Luego regresa con Solín y le lanza una piedra que también lo deja fuera de combate. Cuando Kalimán se da cuenta de que sus amigos se tardan en regresar sale a buscarlos y pronto escucha la extraña risa de Casandro semejante al chillido de un pájaro. En cierto momento Casandro cree tener a Kalimán y a Yadira a su alcance y lanza su machete contra ellos, pero Kalimán logra evadirlo y el arma se clava en un árbol. Kalimán se da vuelta inmediatamente y de un salto se lanza hacia el sitio desde donde el machete fue lanzado, y así localiza a Casandro. La pelea que sobreviene es corta y Kalimán no tiene mayores problemas en vencer a su enemigo, pero en un descuido Casandro muerde el antebrazo de Kalimán. Como ya lo había dicho Yuka los dientes de Casandro contienen el veneno de una serpiente, y Kalimán pronto empieza a sentir sus efectos. A punto de quedar sin sentido no tiene otra alternativa que soltar a Casandro, quien inmediatamente se pierde en la selva. Kalimán usa su daga para cortarse la herida e intentar extraer algo del veneno, pero pronto siente que las fuerzas lo abandonan y ante la desesperación de Yadira cae al suelo aparentemente muerto. En realidad está efectuando un ejercicio de actus mortis para impedir que el veneno se esparza por su cuerpo, pero ésto la muchacha no lo sabe y creyendo a su amigo muerto rompe en llanto.

También Casandro cree haber matado a su enemigo así que decide regresar a la aldea criolla a informar acerca de lo ocurrido mientras que Solín y Boni son recogidos por un grupo de guerreros criollos que también los llevan a su aldea para ser sacrificados al dios Yeyé Kumbé. Yadira mientras tanto no sabe qué hacer, e inicialmente se queda cerca de Kalimán llorándolo e intentando decidir qué hacer a continuación. Kalimán la está mirando con ojos que parecen muertos, pero su principal preocupación es librarse del veneno que corre por sus venas. Logra su objetivo con un asombroso experimento de control corporal que consigue sacar el veneno de su sistema en forma de sudor. Poco tiempo después empieza a recobrar el sentido ante una Yadira que lo mira estupefacta.

Poco después de llegar a la aldea criolla Boni y Solín recuperan el sentido y descubren que están atados a una gigantesca piedra ceremonial. También Casandro ha llegado hasta ahí, y cuando le dice al jefe de la tribu que ha logrado matar a Kalimán éste insiste en ver una prueba de su acto y le ordena traerle la cabeza de su enemigo. Casandro acepta y regresa al sitio donde dejó a Kalimán, y allí encuentra a Yadira al lado de lo que cree es el cadáver de Kalimán. Por alguna razón que no se nos explica Casandro no tiene ningún interés en Yadira y simplemente le pide que se haga a un lado, una orden que la muchacha obedece sin rechistar. Sin embargo cuando el brujo se dispone a cortar la cabeza de Kalimán, éste retorna a la vida y lo atrapa poniendo buen cuidado de no darle otra oportunidad de morderlo. Kalimán decide entonces hipnotizar a su prisionero para hacerle creer que un coco que recoge del suelo es en realidad su cabeza. Convencido de que ha cumplido su misión, Casandro regresa así a la aldea seguido de cerca por Kalimán y Yadira, quienes se mantienen ocultos en las sombras. Casandro le entrega al jefe criollo el paquete que supuestamente contiene la cabeza de Kalimán, pero cuando éste lo abre y descubre el coco monta en furia pensando que el brujo se burla de él. Antes de que ni Casandro ni Kalimán puedan hacer algo para impedirlo el jefe criollo les ordena a sus guerreros lanzarse contra el brujo y asesinarlo, y Casandro muere atravesado por las lanzas de los miembros de su propia tribu. Kalimán y Yadira aprovechan el desconcierto para acercarse a la piedra ceremonial y liberar a Solín y a Boni, y luego los cuatro se escabullen por la selva hasta el sitio donde tienen aparcado su camión. Logran así proseguir su camino sin más incidentes, y eventualmente llegan al sitio donde el camión de la Araña Negra continúa semihundido, pero en vez de continuar por los pantanos escogen otro camino para llegar a la Cascada de los Muertos.

La Araña Negra y Juko ya han llegado ahí, y luego de encuntrar un símbolo de Yeyé Kumbé y de volar con dinamita parte de la tupida vegetación encuentran camuflada la entrada a una cueva. Cautelosamente se internan por ella, y eventualmente encuentran la estatua con las cuencas vacías de Yeyé Kumbé que ya Galo y Montiel descubrieran antes. Muy contentos por su hallazgo continúan internándose en la mina en busca de algún indicio de la riqueza que Galo y Montiel dijeron que contiene.

Kalimán y sus amigos llegan a lo alto de un risco ya muy cerca de la Cascada de los Muertos, pero la única manera de atravesar el río Santos y continuar su camino es sobre un puente muy endeble construido con lianas por los criollos. Esto los obliga a dejar su camión abandonado, y Kalimán cruza el puente primero para comprobar su estabilidad. Logra llegar al otro lado sin problemas, pero cuando Yadira, Solín y Boni intentan cruzar también un grupo de criollos aparece de entre las sombras y corta las lianas que sostienen el puente del lado donde está el camión. Yadira, Solín y Boni logran agarrarse de lo que queda del puente, que ahora pende verticalmente sostenido del lado donde está Kalimán. Reconociendo que sus amigos no podrán trepar, Kalimán empieza a jalar el puente hacia arriba, y con él a sus tres amigos que eventualmente logran salvarse. Luego continúan su camino ahora libres del constante asedio de los criollos que deberán hacer un largo rodeo para continuar vigilándolos.

Kalimán y sus amigos se internan por la selva, pero de pronto Yadira da muestras de sentirse mal y eventualmente cae desmayada. Kalimán percibe entonces un fuerte aroma que surge de flores gigantescas a la vera del camino, y cuando busca con la mirada a Boni y a Solín descubre que también ellos han perdido el sentido. Kalimán intenta sacar los cuerpos inertes de sus amigos de lo que ahora sabe es un peligro mortal, pero a medida que se interna por la selva el aroma de las flores se intensifica y poco después también él cae sin sentido. Un grupo de gigantescos mandriles sale entonces de la espesura, y sin parecer ser afectados por el intenso aroma se hace con los cuerpos de los cuatro expedicionarios llevándoselos a su guarida en la selva. Poco después Kalimán despierta y se descubre maniatado y vigilado por un gigantesco mandril. Intenta librarse de sus ligaduras, pero el animal se da cuenta de sus intenciones y se lanza contra él armado de un garrote con el que lo golpea fuertemente en la cabeza. Kalimán pierde el sentido, y el mandril, revelando un grado de inteligencia casi humano, decide llevar a sus prisioneros a la presencia de un jefe a quien llama Kul.

En la mina la Araña Negra y Juko descubren de pronto que están rodeados por centenares de serpientes, pero logran matarlas a balazos. El ruido de los disparos alerta sin embargo a los vigilantes criollos del lugar, que regresan a la aldea e informan de lo que sucede a su jefe. El jefe criollo en persona es quien decide encargarse del asunto, y luego de entrar a la mina y examinar los cadáveres de las serpientes muertas decide detener a quienes considera peligrosos profanadores.

No lejos de ahí uno de los mandriles despierta a Kalimán lanzándole agua a la cara. Yadira, Boni y Solín ya han recuperado el conocimiento, pero se encuentran atados a tres postes en el centro de un claro de la selva rodeados por cientos de mandriles que los vigilan atentamente. Kalimán continúa maniatado, pero cuando ve que las intenciones de los mandriles son juguetear un poco con ellos antes de asesinarlos decide retar al jefe del grupo, el gigantesco Kul, a un duelo por su libertad. Sobreviene una brutal pelea en la que Kalimán resulta vencedor, y mientras el grupo de mandriles observa estupefacto a su jefe derrotado, Kalimán se acerca a los postes y desata a sus amigos. Poco a poco los mandriles empiezan a reaccionar y se lanzan contra ellos para evitar su huida, pero Kalimán hace uso de su hipnotismo y les ordena dejar de atacarlos. Los mandriles quedan paralizados temporalmente, y Kalimán y sus amigos se lanzan en loca carrera hacia la selva. El terreno es abrupto, y Kalimán pronto descubre que el camino que siguen los llevará de nuevo al sitio donde están las flores narcotizantes. Les ordena a sus amigos detenerse, pero para entonces los mandriles han recuperado su movimiento y se lanzan a recapturar a sus prisioneros. Kalimán se ve entonces obligado a enfrentar de nuevo a sus enemigos, pero justo entonces descubre a Gurú que le hace señas desde la espesura indicándole el lugar por donde pasa un río. El antiguo criado de Montiel tiene un bote amarrado a la orilla, y mientras Solín, Boni, Yadira y Gurú montan en él, Kalimán enfrenta a los mandriles a puñetazos para darles tiempo a sus amigos para escapar. Una vez que el bote de Gurú se ha alejado, Kalimán corre hacia un risco, salta al río y nada hacia ellos. Kul, quien para entonces ha recuperado el conocimiento, queda furioso por haber sido burlado. No se le vuelve a ver en la aventura.

Una vez en el bote, Yadira y Kalimán interrogan sorprendidos a Gurú y le preguntan cómo es que está allí con ellos y no cuidando a Montiel como se le había ordenado. Gurú revela entonces la muerte de Montiel pero afirma que éste fue asesinado por un desconocido; él mismo ha recorrido la selva buscándolos para darles la triste noticia. Kalimán encuentra muy improbable que el criado haya decidido cruzar la selva y enfrentarse a innumerables peligros solo por eso, así que empieza a sospechar de él y decide vigilarlo. Gurú mientras tanto accede a llevarlos por el río hacia la Cascada de los Muertos.

La Araña Negra y Juko llegan al centro de la mina, donde descubren un extraño ídolo de barro que representa a Yeyé Kumbé. Inicialmente decepcionados por la composición de la estatua examinan atentamente las paredes y el suelo del lugar y descubren que están hechos prácticamente de oro puro. Los dos criminales se alegran muchísimo y empiezan a extraer el material, pero son interrumpidos por el sonido de un caracol sagrado que retumba por las cavernas. La Araña Negra decide no prestarle atención, pero pronto él y su compañero descubren horrorizados que el sonido del caracol producido por el jefe criollo ha despertado a millones de arañas que se lanzan sobre ellos. Este es Yeki, el guardián principal de la mina. La Araña Negra consigue mantener la serenidad y dispara sistemáticamente contra las filas de arañas que avanzan contra él logrando abrirse un camino hasta un sitio seguro. Juko por el contrario pierde el control y sucumbe a los ataques de centenares de arañas que terminan devorándolo.

Kalimán y sus amigos llegan sin más problemas a la Cascada de los Muertos y esa noche acampan en lo alto del acantilado. Kalimán, preocupado por la seguridad de sus amigos decide aprovechar la presencia de Gurú para enviarlos a todos de regreso a la ciudad para no exponerlos a más peligros. Gurú se muestra aparentemente conforme con la idea, pero esa noche, cuando todos duermen, utiliza polvos de magia negra que esparce sobre la hoguera del campamento y producen un profundo sopor. Kalimán sin embargo se da cuenta de la maniobra y logra evitar ser narcotizado, y cuando Gurú se acerca a él para rematarlo, Kalimán se lanza contra él y descubre así su traición. Durante el forcejeo que sobreviene Gurú confiesa haber asesinado a Montiel, con lo que solamente consigue enfurecer más a un Kalimán que termina derrotándolo. Sin embargo los nativos criollos han estado vigilando a Gurú y a Kalimán desde que llegaron al lugar, y cuando ven a Gurú sin sentido centenares de ellos se lanzan contra Kalimán. La pelea es feroz, pero Kalimán está en extrema desventaja y termina resbalando por el risco y cayendo al río que corre debajo. Esto deja a sus amigos a merced de los nativos, y cuando Gurú recupera el conocimiento ordena a los criollos llevar a Solín, Yadira y Boni a su aldea para que sus cabezas sean cortadas en el altar de Yeyé Kumbé. Kalimán sobrevive la caída, y conociendo el sitio al que sus amigos han sido llevados se encamina a liberarlos.

En la mina de oro el jefe criollo hace sonar otro caracol, y con esto hace que Yeki se retire de vuelta a las sombras de la cueva. Satisfecho y creyendo haber dado muerte a los dos criminales el jefe se dispone a salir al exterior, pero en el trayecto es sorprendido por la Araña Negra, quien se lanza sobre él y lo amenaza con su rifle. El criminal le ordena al nativo llamar a 50 criollos para obligarlos a extraer el oro de la mina y llevarlo a cuestas a la costa, donde tiene un barco esperándolo. Muy a su pesar el jefe criollo no tiene más remedio que obedecer, y poco después cincuenta nativos criollos se dan a la tarea de extraer el oro de la mina como precio a que la Araña Negra no asesine a su jefe. Cuando los sacos que llevan están llenos de oro, la Araña Negra les ordena transportar el material hacia la costa, siempre llevando al jefe criollo amenazado y en frente de él. Éste insiste en que el criminal no podrá llevar a cabo sus propósitos porque Yeyé Kumbé se lo impedirá, y luego empieza a tararear una extraña canción a la que la Araña Negra no da mayor importancia.

Solín, Yadira y Boni recuperan mientras tanto el conocimiento y descubren que están atados a tres postes en el centro de una aldea criolla sobre la que se yergue un gigantesco ídolo de piedra de Yeyé Kumbé. Gurú está frente a ellos y le revela a Yadira la verdad acerca de la muerte de Montiel y el hecho de que desde un principio él mismo ha estado a cargo de tomar venganza por el sacrilegio de Golo y Montiel al templo sagrado. Sin embargo cuando los nativos están a punto de dar muerte a sus prisioneros, una voz que parece surgir del ídolo de Yeyé Kumbé les ordena detenerse y liberar a los prisioneros so pena de provocar su ira. Los nativos caen de inmediato de rodillas y se disponen a cumplir el mandato de su dios, pero Gurú los detiene sospechando algún truco de Kalimán. Se dirige hacia el ídolo y le pide darles alguna prueba de que es él en realidad, Yeyé Kumbé, quien se dirige a ellos. Kalimán está efectivamente detrás de la cabeza del ídolo y es quien ha hecho hablar la estatua por medio de la ventriloquía, y para evitar ser descubierto empuja la pesada estatua con todas sus fuerzas haciéndola caer en medio de la aldea criolla. Los aldeanos huyen despavoridos, y Kalimán aprovecha la confusión para liberar a sus amigos. Sin embargo es descubierto por Gurú, quien furioso se lanza conta él e intenta matarlo con su machete. Kalimán logra esquivar al peligroso nativo, pero sabiendo que tiene poco tiempo y que los nativos criollos pronto regresarán decide someter a Gurú a su dominio hipnótico y hacerle creer que una serpiente se ha enredado en su cuello. Con esto Gurú es neutralizado, y Kalimán y sus amigos logran salir de la aldea.

No llegan muy lejos, pues centenares de nativos los descubren y se dan cuenta del engaño al que han sido sometidos. Kalimán no puede hipnotizar a tantas personas a la vez, así que de un salto se sitúa en un lugar estratégico y visible y les dice a los nativos que él es un brujo blanco, y que deberán obedecer sus órdenes si no quieren ser muertos instantáneamente. Los nativos no hacen caso a suss amenazas y furiosos se lanzan contra Yadira, Boni y Solín, pero Kalimán hace uso de su cerbatana de dardos somníferos y neutraliza a varios de ellos. Sin embargo tanto él como sus amigos saben que no tiene suficientes dardos como para acabar con todos los nativos. Kalimán recuerda entonces la joya que trae entre sus ropas, el ojo de la estatua de Yeyé Kumbé que Montiel le entregara en de la mansión de la ciudad. La saca de su casaca y se la muestra a los nativos, quienes inmediatamente estallan en gritos jubilosos. Kalimán revela que desde un principio su objetivo ha sido devolver la esmeralda robada y los nativos parecen creerle, pero Gurú interviene y asegura que mientras Kalimán habla con ellos, su cómplice, la Araña Negra, ha llegado a la mina y está profanándola para sacar el oro. Kalimán insiste en que la Araña Negra no es su cómplice y que justamente lo persigue para capturarlo, pero Gurú no le cree. Para probar la veracidad de sus palabras, Kalimán acepta hacer un pacto con Gurú y los nativos: dejará a Yadira y a Boni como rehenes en la aldea e irá con Solín a la mina para liberar al jefe criollo y capturar a la Araña Negra. Si fracasa en su cometido, las dos muchachas serán sacrificadas.

Mientras tanto el jefe criollo, la Araña Negra y los 50 nativos han llegado a una zona pantanosa donde de repente se levanta un extraño viento huracanado. La Araña Negra no puede explicarse lo que sucede, pero el jefe criollo levanta la voz y continúa cantando. Para entonces también Kalimán y Solín han llegado hasta ahí, y de pronto observan estupefactos la aparición de un gigantesco ídolo de piedra, Yeyé Kumbé en persona, que surge de entre la bruma. Los nativos sueltan el oro y huyen despavoridos mientras su preciosa carga se hunde en el pantano, y la Araña Negra intenta detenerlos y termina acribillando a algunos de ellos. Viendo que su riqueza se hunde intenta recuperar el oro, pero al hacerlo queda atrapado en las arenas del pantano y empieza a hundirse también él irremediablemente. Kalimán y Solín observan lo que sucede desde un sitio alto pero están demasiado lejos para poder intervenir. La Araña Negra no consigue liberarse y se hunde irremediablemente en las arenas movedizas. El jefe criollo mientras tanto se une al resto de sus hombres para regresar a su aldea, y poco después la figura de Yeyé Kumbé desaparece y el viento huracanado amaina.

También Kalimán y Solín regresan a la aldea criolla a rescatar a Yadira y a Boni, y en el camino Solín le pregunta a Kalimán si utilizó hipnotismo colectivo para vencer a sus enemigos. Kalimán responde con una negativa; no puede explicar lo que sucedió. Los nativos no ponen reparos en liberar a las prisioneras, y así los cuatro inician el largo camino de regreso a la civilización. Gurú se queda con los miembros de su tribu y nunca es castigado.

EPISODIOS[]

  • 935-989 en México (1983)
  • 925-979 en Colombia (1993)

CREADORES[]

  • Original de
    • Rafael Navarro Huerta
    • Modesto Vázquez González
  • Guionista
    • Héctor González Dueñas (Víctor Fox)
  • Dibujo
    • René del Valle
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